Historia XV:Sucesión de España
El rey de España Carlos II, cuya muerte se esperaba desde hacía treinta años, iba a morir por fin. Su herencia comprendía España y las colonias españolas (es decir, Méjico y toda la América del Sur, excepto el Brasil), los Países Bajos españoles, en Italia el reino de Nápoles, Sicilia, Cerdeña y el Milanesado. La herencia enorme era disputada entre el rey de Francia y el emperador, que ambos la reclamaban en nombre de sus esposas.
Los nobles españoles querían que toda la monarquía pasase a un mismo heredero, para que España conservase las posesiones, a las cuales eran enviados en calidad de gobernadores. Decidieron a Carlos II a hacer un testamento en el que legaba todos sus Estados al Elector de Baviera, todavía niño, hijo de una hija del emperador.
Luis XIV, viendo que no tenía ninguna probabilidad de heredar, se resignó a compartir la herencia. Hizo un tratado secreto con Inglaterra y Holanda para distribuir la herencia entre el Elector de Baviera, el emperador y el rey de Francia (1698).
Pero el príncipe de Baviera murió (1699) y Carlos II pareció dispuesto a dejar por sucesor al segundo hijo del emperador. Luis XIV hizo entonces con Guillermo de Orange un segundo tratado (1700) que habría dado a Francia las posesiones de Italia y las provincias españolas de los Pirineos.
Carlos II se indignó de que se repartiese su herencia sin contar con él, y la ofreció entera al emperador, a la par que le pedía dinero; pero Leopoldo no acertó a decidirse. Los señores españoles, descontentos de los austriacos, resolvieron a Carlos II, para impedir la desmembración de sus Estados, a hacer un testamento que daba toda la herencia a un nieto de Luis XIV, el duque de Anjou, a condición de que dichos Estados no se reunirían jamás a Francia. Pocas semanas más tarde, Carlos murió (1700). La sucesión de España, que desde hacía treinta años parecía haber de corresponder a la casa de Austria, era, en el último instante, legada a la casa de Francia.
Luis XIV reunió en Consejo secreto a su hijo y a tres de sus principales ministros. Tenía que elegir entre dos políticas. —Si se atenía al tratado de reparto, daba a Francia un aumento de territorio y le aseguraba la paz de que tenía necesidad, y éste era el interés de Francia.- Si aceptaba el testamento, aseguraba a su nieto una herencia magnífica, pero comprometía a Francia en una guerra sin provecho directo, porque de la sucesión no era nada para ella. Solamente, un príncipe de la familia de los Borbones iba a fundar una nueva dinastía en España. Luis XIV se decidió por la política de familia: aceptó el testamento y reconoció al duque de Anjou rey de España. Contaba con guiarle y gobernar a la vez las dos monarquías.