Historia XVIII:Pintura española

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Historia XVIII:Pintura francesa


Los pintores españoles imitaron primeramente a los italianos. Un pintor de Valencia, Ribera (1588-1652), que fué joven a Italia, se estableció en Nápoles. Elegía con preferencia asuntos siniestros, martirios, suplicios, y los pintaba con colores oscuros.

Formóse luego en Sevilla una escuela, a la cual pertenecieron todos los grandes pintores españoles, primeramente Herrera y su discípulo Zurbarán, célebre por sus pinturas de frailes, por último las dos grandes figuras de la pintura española, Velázquez y Murillo.

Velázquez (1579-1660), después de haber pasado dos años en Italia, vino a ser pintor de Corte y vivió en Madrid (donde han quedado casi todas sus obras). Hizo los retratos de los reyes, de los príncipes, de las princesas, de los señores de la Corte, pero representó también a las gentes del pueblo. Pintaba con habilidad técnica y un vigor que nadie ha sobrepujado jamás. Con colores muy sencillos producía armonías muy variadas y daba la impresión perfecta del cielo y de la luz.


Murillo (1618-1682), que al principio fué de Sevilla a Madrid, volvió a establecerse en Sevilla y fundó una escuela. Pintó sobre todo cuadros de santidad en las paredes de los conventos y en los altares de las iglesias. Dejó un número muy grande de Vírgenes pintadas con una luz suave que rodea las caras como un nimbo. Pero representó también escenas populares, sobre todo niños callejeros, que rodea una luz dorada.