Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes (Tomo I): Libro Segundo. Capitulo II

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Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes (Tomo I)
de Roselly de Lorgues
Libro Segundo. Capitulo II


CAPITULO II.


I.


El Viérnes 22 de Noviembre, se aproximaron á tierra en el golfo de Samana, al que Colon habia puesto de las Flechas en su viaje anterior: estaban, como él dijo, en la isla Española.

Prosiguiendo su esploracion de la costa hacia el N. procuraba el almirante estudiar y conocer las buenas ó malas cualidades del terreno, en atencion a que, aun cuando levantó un fuerte en la ribera de los estados de Guacanagari, y lo dejó guarnecido y pertrechado, no entró en sus miras fundar allí una colonia, pues desde el primer golpe de vista comprendió lo molesto del paraje en tiempo de lluvias. Asi que, puede decirse, no construyó la fortaleza de la Navidad mas que para utilizar la tablazon del buque zozobrado, y asegurar á su jente de algun ataque brusco del interior, con la proximidad de la playa y el auxilio de la chalupa.

Mientras una lancha se ocupaba en ir sondando la embocadura del rio de Oro, distante del fortin cosa de siete leguas, viéronse desde á bordo dos cadáveres entre las malezas de la orilla; uno, atados los pies con cordeles de yerba, y otro, con un lazo al cuello y los brazos fijos en dos ramas, en forma de cruz: su estado de putrefaccion no permitió distinguir á qué raza pertenecian ambas víctimas; pero como al dia siguiente dieran con dos cuerpos mas, y sobre uno de ellos se advirtiese la Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/397 Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/398 Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/399 Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/400 Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/401 Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/402 Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/403 con su estado mayor, cuyos esplendidos trajes habrían llamado la atención en una gran ciudad. Nunca olvida- ba Colon nada de lo que pudiera producir buen efecto. Habia preparado también regalos; y con su bri- llante cortejo llegó á la morada del rey, que se habia prevenido para recibirlo. Cuando se presentó el almirante, Guacanagari, sin abandonar su hamaca de algodón, hizo desde ella las mas cariñosas demostraciones. Al espresar el sentimiento que le cabia por la muerte de los cristianos, comenzó á llo- rar, refirió su fin deplorable, y no se olvidó de mencio- nar los esfuerzos tentados para socorrerlos; y como mos- trase en muchos de sus subditos cicatrices recientes, y las vendas que fajaban su pierna lastimada, y el doctor Chanca hubiera traido un cirujano, Colon dijo al rey que ambos eran muy diestros en curar las heridas, y lo invitó á mostrar las suyas, lo cual hizo de la mejor voluntad. Observó el doctor Chanca, que no habia bastante claridad en la vivienda, y que fuera mejor al aire libre para examinarlas, y entonces, apoyado en el brazo del almirante, salió el cacique, á quien apenas se hubo sen- tado, el cirujano alzó el vendaje. Guacanagari dijo á Co- lon, que la herida provenia de una pedrada, y parecia dolerle al tocarla; pero sin embargo, como no se adver- tía ni cardenal, ni contusión alguna, opinaron jeneral- mente los españoles, que el cacique representaba una comedia. El P. Eoil deduciendo de aqui, que Guacanagari habia sido cómpHce de la matanza de los españoles, fue de parecer que se le redujese á prisión en el acto, y se hiciera un castigo ejemplar. Pero acordándose Colon de las numerosas pruebas de afecto recibidas de él, al ver su habitación incendiada, las cicatrices recientes de sus va- sallos y la conformidad de todas las declaraciones de los indios, que se hablan interrogado^, rehusaba creerlo culpa- ble. El P. Boil que, como diplomático, creia juzgar de los hombres con profundidad, se resintió de la confianza de Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/405 Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/406 Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/407 Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/408 Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/409 tres jornadas de marcha. Pero la alegria de tan fausta nueva la disminuyó la invasion de una enfermedad casi epidémica, que abatió el ánimo de los mas atrevidos caballeros espedicionarios.