Historia general del Perú, o Comentarios reales de los incas (Tomo I)/Capítulo III

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época

CAPÍTULO III.

Cómo se descubrió el Nuevo Mundo.

Cerca del año de mil quatrocientos ochenta y quatro, uno mas ó menos, un piloto natural de la villa de Huelva, en el condado de Niebla, llamado Alonso Sanchez de Huelva, tenia un navio pequeño con el qual contrataba por la mar, y llevaba de España á las Canarias algunas mercaderias que allí se le vendian bien; y de las Canarias cargaba de los frutos de aquellas islas, y las llevaba a la isla de la Madera, y de allí se volvia á España cargado de azucar y conservas. Andando en esta su triangular contratacion, atravesando de las Canarias á la isla de la Madera, le dió un temporal tan recio y tempestuoso, que no pudiendo resistirle se dexó llevar de la tormenta, y corrió veinte y ocho ó veinte y nueve dias sin saber por donde ni á donde; porque en todo este tiempo no pudo tomar el altura por el sol ni por norte. Padescieron los del navio grandísimo trabajo en la tormenta, porque ni les dexaba comer ni dormir: al cabo de este largo tiempo se aplacó el viento, y se hallaron cerca de una isla; no se sabe de cierto qual fue, mas de que se sospecha que fue la que ahora llaman Santo Domingo; y es de mucha consideracion, que el viento que con tanta violencla y tormenta llevó aquel navio, no pudo ser otro sino el solano, que llaman leste, porque la isla de Santo Domingo está al poniente de las Canarias; el qual viento en aquel viage antes aplaca las tormentas que las levanta. Mas el Señor todo poderoso, quando quiere hacer misericordias, saca las mas misteriosas y necesarias de causas contrarias, como sacó el agua del pedernal, y la vista del ciego del lodo que le puso en los ojos, para que notoriamente se muestren ser obras de la miseracion y bondad Divina, que tambien usó de esta su piedad para enviar su Evangelio y luz verdadera á todo el Nuevo Mundo, que tanta necesidad tenia de ella; pues vivian, ó por mejor decir, perescian en las tinieblas de la gentilidad é idolatria tan bárbara y bestial, como en el discurso de la historia veremos. El piloto saltó en tierra, tomó el altura, y escribió por menudo todo lo que vió y lo que le sucedio por la mar á ida y á vuelta; y habiendo tomado agua y leña, se volvió á tiento sin saber el viage tampoco á la venida como á la ida; por lo qual gastó mas tiempo del que le convenia, y por la dilacion del camino les faltó el agua y el bastimento; de cuya causa, y por el mucho trabajo que á ida y venida habian padescido, empezaron á enfermar y morir de tal manera, que de diez y siete hombres que salieron de España no llegaron á la Tercera mas de cinco, y entre ellos el piloto Alonso Sanchez de Huelva. Fueron á parar á casa del famoso Christobal Colon, ginovés, porque supieron que era gran piloto y cosmógrafo, y que hacia cartas de marear. El qual los recibió con mucho amor, y les hizo todo regalo por saber cosas acaecidas en tan estraño y largo naufragio, como el que decian haber padescido. Y como llegaron tan descaecidos del trabajo pasado, por mucho que Christobal Colon les regalo, no pudieron volver en sí, y murieron todos en su casa, dexándole en herencia los trabajos que les causaron la muerte: los quales aceptó el gran Colon con tanto ánimo y esfuerzo, que habiendo sufrido otros tan grandes y aun mayores, pues duraron mas tiempo, salió con la empresa de dar el Nuevo Mundo y sus riquezas a España, como lo puso por blason en sus armas, diciendo: á Castilla y á Leon, Nuevo Mundo dió Colon. Quien quisiere ver las grandes hazañas de este varon, lea la Historia General de las Indias que Francisco Lopez de Gomara escribió, que allí las hallará aunque abreviadas; pero lo que mas loa y engrandesce á este famoso sobre los fsmosos, es la misma obra de esta conquista y descubrimiento. Yo quise añadir esto poco que faltó de la relacion de aquel antiguo historiador, que como escribió lejos de donde acaecieron estas cosas, y la relacion se la daban yentes y vinientes, le dixeron muchas cosas de las que pasaron, pero imperfectas, y yo las oí en mi tierra a mi padre y a sus comtemporáneos, que en aquellos tiempos la mayor y mas ordinaria conversacion que tenian, era repetir las cosas mas hazañosas y notables que en sus conquistas habian acaescido: donde contaban la que hemos dicho, y otras que adelante dirémos, que como alcanzaron á muchos de los primeros descubridores y conquistadores del Nuevo Mundo, hubieron de ellos la entera relacion de semejantes cosas, y yo, como digo, las oí á mis mayores aunque, como muchacho, con poca atencion, que si entónces la tuviera, pudiera ahora escribir otras muchas cosas de grande admiracion, necesarias en esta historia: diré las que hubiere guardado la memoria con dolor de las que ha perdido. El M. R. P. Josef de Acosta toca tambien esta historia del descubrimiento del Nuevo Mundo, con pena de no poderla dar entera, que tambien faltó a su paternidad parte de la relacion en este paso, como en otros mas modernos, porque se habian acabado ya los conquistadores antiguos, quando pasó á aquellas partes, sobre lo qual dice estas palabras, libro primero, capítulo diez y nueve: "Habiendo mostrado que no lleva camino pensar que los primeros moradores de Indias hayan venido a ellas con navegacion hecha para este fin, bien se sigue, que si vinieron por mar, haya sido acaso y por fuerza de tormentas el haber llegado á Indias; lo qual por inmenso que sea el mar océano no es cosa increible. Porque pues así sucedió en el descubrimiento de nuestros tiempos, quando aquel marinero, cuyo nombre aun no sabemos, para que negocio tan grande no se atribuya á otro autor sino á Dios, habiendo por un terrible é importuno temporal, reconoscido el Nuevo Mundo; dexó por paga del buen hospedage á Christobal Colon la noticia de cosa tan grande. Así pudo ser, &c. Hasta aquí es del P. M. Acosta, sacado á la letra, donde muestra haber hallado en el Perú parte de nuestra relacion, y aunque no toda, pero lo mas esencial de ella. Este fue el primer principio y origen del descubrimiento del Nuevo Mundo, de la qual grandeza podia loarse la pequeña villa de Huelva que tal hijo crió, de cuya relacion, certificado Christobal Colon, insistió tanto en su demanda, prometiendo cosas nunca vistas ni oidas, guardando como hombre prudente el secreto de ellas, aunque debaxo de confianza dió cuenta á algunas personas de mucha autoridad, acerca de los Reyes Católicos que le ayudaron á salir con su empresa, que sino fuera por esta noticia que Alonso Sanchez de Huelva le dió, no pudiera de sola su imaginacion de cosmografia prometer tanto y tan certificado como prometió, ni salir tan presto con la empresa del descubrimiento; pues segun aquel autor, no tardó Colon mas de sesenta y ocho dias en el viage hasta la Isla Guanatianico, con detenerse algunos dias en la Gomera á tomar refresco, que sino supiera por la relacion de Alonso Sanchez qué rumbos habia de tomar en un mar tan grande, era casi milagro haber ido allá en tan breve tiempo.