Historia general del Perú, o Comentarios reales de los incas (Tomo I)/Capítulo XLIV

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CAPITULO XLIV.

Dos conquistas que hixo el Inca Lloque Yupanqui.

Habiendo tomado el Inca Lloque Yupanqui la posesion de su reyno y visitádolo por su persona, propuso estender sus límites, para lo qual mandó levantar seis ó siete mil hombres de guerra, para ir á su reducion con mas poder y autoridad que sus pasados, porque habia mas de sesenta años que eran reyes, y le pareció no remitirle todo al ruego y á la persuasion, sino que las armas y la potencia hiciesen su parte, á lo menos con los duros y pertinaces. Nombró dos tios suyos, que fuesen por maeses de campo, y eligió otros parientes que fueron por capitanes y consejeros, y dexando el camino de Vmasuyu, que su padre habia llevado en su conquista, tomó el de Orcosuyu. Estos dos caminos se apartan en Chuncara, ván por el distrito llamoado Collasuyu, y abrazan la gran laguna Titicaca.

Luego que el Inca salió de su distrito, entró en una gran provincia llamada Cana: envió mensageros á los naturales con requerimientos que se reduxesen á la obediencia y servicio del hijo del sol, dexando sus vanos y malos sacrificios, y bestiales costumbres. Los Canas quisieron informarse despacio de todo lo que el Inca les enviaba a mandar, qué leyes habian de tomar, quales dioses habian de adorar; y despues de haberlo sabido respondieron, que eran contentos de adorar al sol, obedecer al Inca, y guardar sus leyes y costumbres, porque les parecian mejores que las suyas. Asi salieron á recibir al rey, y se entregaron por vasallos obedientes. El Inca, dexando ministros, así para que los instruyesen en su idolatria, como para cultivar y repartir las tierras, pasó adelante hasta la nacion y pueblo llamado Ayaviri. Los naturales estuvieron tan duros y rebeldes, que ni aprovecháron persuasiones ni promesas, ni el exemplo de los demas Indios reducidos, sino que obstinadamente quisieron morir todos defendiendo su libertad, bien en contra de lo que hasta entonces habia sucedido a los Incas; y así salieron á pelear con ellos sin querer oir razones, y obligaron a los Incas a tomar las armas para defenderse mas que para ofenderles pelearon mucho espacio: hubo muertos y heridos de ambas partes, y sin reconocerse la victoria se recogieron en su pueblo, donde se fortaleciéron lo mejor que pudieron, y cada dia salian a pelear con los del Inca. El qual, por usar de lo que sus pasados le dexaron mandado, se escusaba todo lo que podia por no venir á las manos con los enemigos; antes como si él fuera cercado y no cercador, sufria las desvergüenzas de los bárbaros, y mandaba á los suyos que atendiesen á apretarlos en el cerco, si fuese posible sin llegar á las manos. Mas los de Ayaviri, tomando animo de la benignidad del Inca, y atribuyéndola á cobardia, se mostraban de dia en dia mas duros en reducirse, mas feroces en la pelea, y llegaban hasta entrarse por los reales del Inca. En estas escaramuzas y recuentros siempre llevaban los cercados lo peor.

El Inca, porque las demas naciones no tomasen el mal exemplo y se desvergonzasen á tomar las armas, quiso castigar aquellos pertinaces: envió por mas gente, mas para mostrar su poder que por necesidad que tuviese de ella, y entre tanto apretó á los enemigos por todas partes, que no los dexaban salir por cosa alguna que hubiesen menester; de que ellos se afligieron mucho, y mucho mas de que les iba faltando la comida.Tentaron la ventura a ver si la hallaban en sus brazos, pelearon un dia ferocísimaniente. Los del Inca resistieron con mucho valor, hubo muchos muertos y heridos de ambas partes; los de Ayaviri escaparon tan mal parados de esta batalla que no osaron salir mas á pelear: los Incas no quisieron degollarlos que bien pudieran; empero con el cerco los apretaron porque se rindiesen de suyo. Entre tanto llegó la gente que el Inca habia pedido, con la qual acabaron de desmayar los enemigos, y tuviéron por bien de rendirse. El Inca los recibió á discrepcion sin partido alguno, y despues de haberles mandado dar una grave reprehension de que se hubiesen desacatado al hijo del sol, los perdonó y mandó que los tratasen bien sin atender á la pertinacia que habian tenido, y dexando ministros que los doctrinasen y mirasen por la hacienda que se habia de aplicar para el sol y para el Inca, pasó adelante al pueblo que hoy llaman Pucara, que es fortaleza, la qual mandó hacer para defensa y frontera de lo que habia ganado, y tambien porque se defendió este pueblo, y fue menester ganarlo a fuerza de armas; por lo qual hizo la fortaleza, porque el sitio era dispuesto para ella y donde dexó buena guarnicion de gente. Hecho esto se fue al Cozco donde fue recibido con gran fiesta y regocijo.