Historia general del Perú, o Comentarios reales de los incas (Tomo I)/Capítulo XXIII

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CAPÍTULO XXIII.

Otras insignias mas favorables, con el nombre Inca.

Pasados algunos meses y años les hizo otra merced mas favorable que las pasadas, y fue mandarles que se horadasen las orejas: mas tambien fue con limitacion del tamaño del horadado de la oreja que no llegase á la mitad de como los traía el Inca sino de medio atrás, y que traxesen cosas diferentes por orejeras, segun la diferencia de los apellidos y provincias. A unos dió que traxesen por divisa un palillo del grueso del dedo merguerite, como fue a la nacion llamada Mayu y Cancu. A otros mandó que traxesen uaa vedijita de lana blanca que por una parte y otra de la oreja asomase tanto como la cabeza del dedo pulgar, y estos fueron la nacion llamada Póques. A las naciones Múyna, Huáruc Chillqui, mandó que traxesen orejeras hechas del junco comun, que los Indios llaman tutura. A la nacion Rimactampu y á sus circunvecinas, mandó que las traxesen de un palo que en las islas de Barlovento llaman Maguey, y en lengua general del Perú se llama Chuchau, que, quitada la corteza el meollo, es fofo, blando y muy liviano. A los tres apellidos Urcos, Yucay, Tampu, que todas son el río abaxo de Yucay, mando por particular favor y merced que traxesen las orejas mas abiertas que todas las otras naciones, mas que no llegasen á la mitad del tamaño que el Inca las traía, para lo qual les dió medida del tamaño del horado, como lo habia hecho á todos los demas apellidos, para que no excediesen en el grandor. Las orejeras mandó que fuesen del junco tutúra, porque asemejaban mas a las del Inca. Llamaban orejeras y no zarcillos, porque no pendian de las orejas sino que andaban encajadas en el horado de ellas, como rodaja en la boca del cántaro.

Las diferencias que el Inca mandó que hubiese en las insignias, demas de que eran señales para que no se confundiesen las naciones y apellidos, dicen los mismos vasallos que tenian otra significacion, y era que las que mas semejaban á las del rey, esas eran de mayor favor y de mas aceptacion. Empero que no las dió por su libre voluntad aficionándose mas á unos vasallos que á otros, sino conformándose con la razon y justicia, que á los que habia visto mas dóciles á su doctrina, y que habian trabajado mas en la reduccion de los demas Indios, á esos habia semejado mas á su persona en las insignias y hécholes mayores favores, dándoles siempre a entender que todo quanto hacia con ellos, era por orden y revelacion de su padre el sol, y los Indios lo creian así, y por eso mostraban tanto contento de qualquiera cosa que el Inca les mandase, y de qualquiera manera que los tratase; porque demas de tenerlo por revelacion del sol, veían por experiencia el beneficio que se les seguia de obedecerle.

A lo último, viéndose ya el Inca viejo, mandó que los mas principales de sus vasallos se juntasen en la ciudad del Cozco, y en una plática solemne les dixo, que él entendia volverse presto al cielo á descansar con su padre el sol que le llamaba, fueron palabras que todos los Reyes sus descendientes las usaron quando sentian morirse, y que habiéndoles de dexar, queria dexarles el colmo de sus favores y mercedes, que era el apellido de su nombre real, para que ellos y sus descendientes viviesen honrados y estimados de todo el mundo; y así para que viesen el amor que como á hijos les tenia, mandó que ellos y sus descendientes para siempre se llamasen Incas, sin alguna distincion ni diferencia de unos á otros, como habian sido los demas favores y mercedes pasadas, sino que llana y generalmente gozasen todos de la alteza de este nombre, que por ser los primeros vasallos que tuvo, y porque ellos se habian reducido de su voluntad, los amaba como á hijos, y gustaba de darles sus insignias y nombre real y llamarles hijos; porque esperaba de ellos y de sus descendientes, que como tales hijos servirian á su rey presente, y á los que de él sucediesen en las conquistas y reducion de los demas Indios para aumento de su imperio. Todo lo qual les mandaba guardasen en el corazon y en la memoria para corresponder con el servicio como leales vasallos: y que no queria que sus mugeres é hijas se llamasen Pallas como las de la sangre real; porque no siendo las mugeres como los hombres capaces de las armas para servir en la guerra, tampoco lo eran de aquel nombre y apellido real,

De estos Incas hechos por privilegio son los que hay ahora en el Perú, que se llaman Incas, y sus mugeres Pallas y Coyas por gozar del barato que á ellos y á las otras naciones en esto y en otras muchas cosas semejantes les han hecho los Españoles. Que de los Incas de la sangre real hay pocos, y por su pobreza y necesidad no conocidos sino qual y qual; porque la tirania y crueldad de Atahualpa destruyó, y los pocos que de ella escaparon, á lo menos los mas principales y notorios acabaron en otras calamidades, como adelante dirémos en sus lugares. De las insignias que el Inca Manco Capac traía en la cabeza, reservó sola una para si y para los reyes sus descendientes, la qual era una borla colorada á manera de rapacejo, que se tendia por la frente de una sien á otra. El príncipe heredero la traía amarilla y menor que la del padre. Las ceremonias con que se la daban quando le juraban por príncipe succesor, y de otras insignias que despues traxeron los reyes Incas, dirémos adelante en su lugar, quando tratemos del armar caballeros a los Incas.

El favor de las insignias que su rey les dió, estimaron los Indios en mucho porque eran de la persona real; y aunque fueron con las diferencias que diximos, las aceptaron con grande aplauso, porque el Inca les hizo creer que las habia dado, como se ha dicho, por mandado del sol, justificados segun los méritos precedidos de cada nacion: y por tanto se preciaron de ellas en sumo grado. Mas quando vieron la grandeza de la ultima merced, que fue la del renombre Inca, y que no solo habia sido para ellos sino tambien para sus descendientes, quedaron tan admirados del animo real de su Príncipe, de su liberalidad y magnificencia que ne sabian cómo la encarecer. Entre sí unos con otros decian que el Inca, no contento de haberlos sacado de fieras y trocándolos en hombres, ni satisfecho de los muchos beneficios que les habia hecho en enseñarles las cosas necesarias para la vida humana, las leyes naturales para la vida moral y el conocimiento de su dios el sol, que bastaba para que fueran esclavos perpetuos, se habia humanado á darles sus insignias reales: y ultimamente, en lugar de imponerles pechos y tributos, les habia comunicado la magestad de su nombre, tal y tan alto que entre ellos era tenido por sagrado y divino, que nadie osaba tomarlo en la boca sino con grandísima veneracion solamente para nombrar al rey: y que ahora por darles sér y calidad lo hubiese hecho tan comun que pudiesen todos ellos llamárselo á boca llena, hechos hijos adoptivos, contentándose ellos con ser vasallos ordinarios del hijo del sol.