Historia general del Perú, o Comentarios reales de los incas (Tomo I)/Capítulo XXXVI

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época

CAPÍTULO XXXVI.

Se prueba lo dicho con historiadores Españoles.

Porque se vea que lo que atras hemos dicho del orígen y principio de los Incas, y de lo que antes de ellos hubo, no es invencion mia sino comun relacion que los Indios han hecho á los historiadores Españoles, me pareció poner un capítulo de los que Pedro de Cieza de Leon, natural de Sevilla, escribe en la primera parte de la crónica del Perú, que trafa de la demarcacion de sus provincias, la descripcion de ellas, las fundaciones de las nuevas ciudades, los ritos y costumbres de los Indios y otras cosas, &c. Las quales palabras dá el autor por título a su obra. Escribióla en el Perú, y para escribirla con mayor certificacion anduvo, como él dice, mil y doscientas leguas de largo que hay por tierra desde el puerto de Uraba, hasta la villa de Plata, que hoy llaman ciudad de Plata. Escribió en cada provincia la relacion que le daban de las costumbres de ella, bárbaras ó políticas; escribiólas con division de los tiempos y edades. Dice lo que cada, nacion tenia antes que los Incas la sujetaran, y lo que tuviéron despues que ellos imperaron: tardó nueve años en recoger y escribir las relaciones que le dieron, desde el año de quinientos quarenta y uno, hasta el de cincuenta, y habiendo escrito lo que halló desde Uraba hasta Pasto, luego que entra en el término que fue de los Incas, hace capítulo aparte, que es el treinta y ocho de su historia, donde dice lo siguiente.

"...Porque en esta primera parte tengo muchas veces de tratar de los Ingas, y dar noticia de muchos aposentos suyos y otras cosas memorables, me parecio cosa justa decir algo de ellos en este lugar, para que los lectores sepan lo que estos señores fueron y no ignoren su valor, ni entiendan uno por otro: no embargante que yo tengo hecho libro particular de ellos y de sus hechos, bien copioso. Por las relaciones que los Indios del Cozco nos dan, se colige que antiguamente gran desórden en todas las provincias de este reyno que nosotros llamamos Perú, y que los naturales eran de tan poca razon y entendimiento que es de no creer, porque dicen que eran muy bestiales, y que muchos comian carne humana, y otros tomaban a sus hijas y madres por mugeres; cometiendo sin estos otros pecados mayores y mas graves, teniendo gran cuenta con el demonio, al qual todos ellos servian y tenian en grande estimacion.

Sin esto, por los cerros y collados altos tenian castillos y fortalezas, desde donde por causas may livianas salian á darse guerra unos á otros, y se mataban y cautivaban todos los mas que podian. Y no embargante que anduviesen metidos en estos pecados y cometiesen estas maldades, dicen tambien que algunos de ellos eran dados a la religion, que fue causa que en muchas partes de este reyno se hicieron grandes templos, en donde hacian sus oraciones, y era visto el demonio y por ellos adorado, haciendo delante de los ídolos grandes sacrificios y supersticiones. Y viviendo de esta manera las gentes de este reyno, se levantaron grandes tiranos en las provincias del Collao y en otras partes: los quales unos á otros se daban grandes guerras, y se cometian muchas muertes y robos: y pasaron por unos y por otros grandes calamidades y tanto que se destruyéron muchos castillos y fortalezas, y siempre duraba entre ellos la porfia de que no poco se holgaba el demonio enemigo de natura humana, porque tantas animas se perdiesen.

Estando de esta suerte todas las provincias del Perú, se levantaron dos hermanos, que el uno de ellos habia por nombre Manco Capac, de los quales cuentan grandes maravillas los Indios, y fábulas muy donosas. En el libro por mi alegado, las podrá ver quien quisiere quando salga á luz. Este Manco Capac fundó la ciudad del Cuzco, estableció leyes á su usanza, y él y sus descendientes se llamaron Incas, cuyo nombre quiere decir ó significar reyes ó grandes señores. Pudieron tanto, que conquistaron y señorearon desde el Pasto hasta Chile: y sus banderas vieron por la parte del sur al rio de Maule, y por la del norte al rio Angasmayo, y estos rios fueron términos de su Imperio, que fue tan grande que hay de una parte á otra mas de mil trescientas leguas. Y edificaron grandes fortalezas y aposentos fuertes, y en todas las provincias tenian puestos capitanes y gobernadores. Hicieron tan grandes cosas, y tuviéron tan buena gobernacion que pocos en el mundo les hiciéron ventaja. Eran muy vivos de ingenio, y tenian gran cuenta sin letras, porque estas no se han hallado en estas partes de las Indias.

Pusiéron en buenas costumbres á todos sus súbditos, y diéronles órden para que vistiesen y traxesen ojotas en lugar de zapatos, que son como albarcas. Tenian gran cuenta con la inmortalidad del anima y con otros secretos de naturaleza. Creían que habia Hacedor de las cosas, y al sol tenian por dios soberano, al qual hicieron grandes templos. Y engañados del demonio adoraban en árboles y en piedras como los gentiles. En los templos principales tenian gran cantidad de vírgenes muy hermosas, conforme á las que hubo en Roma en el temple de Vesta, y casi guardaban los mismos estatutos que ellas. En los exercitos escogian capitanes valerosos y los mas fieles que podian. Tuviéron grandes mañas para sin guerra hacer de los enemigos amigos: y á los que se levantaban castigaban con gran severidad y no poca crueldad; y pues como digo, tengo hecho libro de estos Ingas, basta lo dicho para que los que leyeren este libro, entiendan lo que fueron estos reyes, lo mucho que valieron, y con todo volveré á mi camino.

Todo esto contiene el capítulo treinta y ocho, donde parece que en suma dice lo que nosotros hemos dicho, y dirémos muy á la larga de la idolatría, conquista y gobierno en paz y en guerra de estos reyes Incas, y lo mismo va refiriendo adelante por espacio de ochenta y tres capítulos que escribe del Perú, siempre habla en loor de los Incas. En las provincias donde cuenta que sacrificaban hombres, que comian carne humana, que andaban desnudos, y no sabian cultivar las tierras, que tenian otros abusos como adorar cosas viles y sucias, siempre dice que con el señorio de los Incas perdieron aquellas malas costumbres y aprendieron las de los Incas. Hablando de otras muchas provincias que tenian las mismas cosas, dice que aun no habia llegado allí el gobierno de los Incas. Y tratando de las provincias donde no habia tan bárbaras costumbres, sino que vivian con alguna politica, dice; estos Indios se mejoraron con el imperio de los Incas. De manera que siempre les da la honra de haber quitado los malos abusos y mejorado las buenas costumbres, como lo alegaremos en sus lugares, repitiendo sus mismas palabras. Quien las quisiese ver á la larga lea aquella su obra, y verá diabluras en costumbres de Indios, que aunque se las quisieran levantar no hallára la imaginacion humana tan grandes torpezas, pero mirando que el demonio era el autor de ellas no hay que espantarnos, pues las mismas enseñaba á la gentilidad antigua, y hoy enseña á la que no ha alcanzado á ver la luz de la fe católica.

En toda aquella su historia, con decir en muchas partes que los Incas ó sus sacerdotes hablaban con el demonio, y tenian otras grandes supersticiones, nunca dice que sacrificaron hombres ó niños, solamente hablando de un templo cerca del Cozco, dice que allí sacrificaban sangre humana, que es la que echaban en cierta masa de pan, sacándola por sangría de entre las cejas, como en su lugar dirémos, pero no con muerte de niños ni de hombres. Alcanzó, como él dice, muchos curacas, que conociéron á Huayna Capac el último de los reyes, de los quales hubo muchas relaciones de las que escribió, y las de entonces, que ha cincuenta y tantos años, eran diferentes de las de estos tiempos, porque eran mas frescas y mas allegadas á aquella edad. Hase dicho todo esto por ir contra la opinion de los que dicen que los Incas sacrificaban hombres y niños, que cierto no hicieron tal. Pero tengala quien quisiere que poco importa, que en la idolatría todo cabe, mas un caso tan inhumano no se debia decir sino es sabiéndolo muy sabido. El P. Blas Valera, hablando de las antigüedades del Perú y de los sacrificios que los Incas hacian al sol, reconociéndolo por padre, dice estas palabras que son sacadas á la letra: en cuya reverencia hacian los succesores grandes sacrificios al sol, de ovejas y de otros animales, y nunca de hombres, como falsamente afirmaron Polo y los que le siguieron, &c.

Lo que decimos que salieron los primeros Incas de la laguna Titicaca, lo dice tambien Francisco Lopez de Gomara, en la historia general de las Indias, capítulo ciento y veinte donde habla del linage de Athuallpa que los Españoles prendieron y mataron. Tambien lo dice Agustin de Zarate, contador general que fue de la hacienda de su Magestad, en la historia que escribió del Perú, libro primero, capítulo trece y el P. Joseph de Acosta, de la compañía de Jesus, lo dice asimisino en el libro famoso que compuso de la filosofia natural y moral del nuevo orbe, libro primero, capítulo veinte y cinco, en la qual obra habla muchas veces en loor de los Incas; de manera que no decimos cosas nuevas, sino que, como Indio natural de aquella tierra , ampliamos y estendemos con la propia relacion, la que los historiadores Españoles, como estrangeros, acortaron por no saber la propiedad de la lengua, ni haber mamado en la leche aquellas fábulas y verdades como yo las mamé. Y con esto pasemos adelante á dar noticia del orden que los Incas tenian en el gobierno de sus reynos.