Julieta y Romeo/Acto 1/Escena 8
Ya era tiempo!
Ya era tiempo! Perdida la esperanza
de hallar al asesino,
mis deudos, mis amigos, solo queda
el sabroso placer de la venganza.
Muerte fatal! asesinato infame!
yo no puedo llorar porque me ahogo,
el corazon me abrasan esas lágrimas
negándose á subir hasta mis ojos.
Oh! raza infame! execracion del hombre!
yo le debo esa muerte á tus enconos,
mas yo haré que las calles de Verona
de mi justicia presenciando el odio,
hasta unirlo al Adige placentero
lleven la sangre en anchuroso arroyo.
Venganza amigos, sí! De la venganza
yo he de gustar el nectar voluptuoso,
y el vapor de la sangre que derrame
ha de cegar nuestros cansados ojos.
Oh! Tebaldo, hijo mio, á tu recuerdo
no elevaré un panteon rejio y suntuoso,
te formaré yo mismo, con mis manos,
un altar de cadáveres tan solo.
Tebaldo! Dios!
Tebaldo! Dios! Estás aqui, Julieta?
Tebaldo!… padre mio… decid… pronto…
que es de Tebaldo?
que es de Tebaldo? Le mató un Montecho.
Eternidad de Dios!
Eternidad de Dios! Resto precioso
de mis dias de amor, flor peregrina,
vid arrimada á un solitario tronco,
me quedas, cuando Dios á sí me llame.
Tan solo tú para cerrar mis ojos.
Mis deudos, mis amigos, mis hermanos
adictos á mi ley, miradla todos!
mirad como esa víctima infelice
ya sin hermanos hoy, sin padre pronto.
Al verse solitaria en su quebranto
derrama en cada lágrima un tesoro;
jurad vengarla todos, deudos mios…
Juradlo!
Juradlo! Lo juramos!
Juradlo! Lo juramos! Dios piadoso,
tú que en los libros lees de sus almas,
la santidad recibe de sus votos.
Yo os guiaré al combate; de la lucha
yo partiré los riesgos con vosotros,
pensad que entre nosotros la venganza
es justicia no mas; pensadlo todos!
Mi hijo fué! le asesinó un Montecho!
Mi hermano fué! le asesinó mi esposo!