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La Guerra: 10

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VIII
La Guerra
de Fernando Cos-Gayón
IX
X
Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original. Publicado en la Revista de España: Tomo XV.


IX.

La unidad alemana es una grande idea, y una noble aspiración; más justa, más conveniente, más necesaria que la unidad italiana. Los pueblos germánicos hacian bien en desear que desaparecieran tantos pequeños ducados, principados y ciudades que los tenian divididos en parcelas insignificantes: acaso no lo han deseado nunca tanto como debieran. Pueblos de raza latina no habrían tolerado por tan prolongado período de tiempo un estado de cosas tan anómalo, tan absurdo, tan vejatorio. Esa es una inferioridad innegable de la raza germánica: cuanto más aleguen sus hombres para demostrar la legitimidad de su unidad nacional, más de manifiesto pondrán su inhabilidad política, que no ha acertado todavía á realizarla.

El enemigo más antiguo y más constante de la unidad germánica ha sido, en lo pasado, Prusia. De la misma manera que ahora la quiere llevar á cabo, lo habría hecho Austria, si ella no se hubiese convertido en núcleo de oposición y de resistencia. Prusia ha sido la iniciadora y la sostenedora del dualismo alemán, más eficaz impedimento para la unidad que la pluralidad de intereses particulares de la multitud de Estados.

La unidad alemana está todavía muy lejos de ser un hecho definitivo. Los pueblos alemanes se presentan hoy distribuidos en los cinco grupos siguientes:

Primero. — Pueblos que antes de 1866 formaban ya parte de la monarquía prusiana.

Segundo. — Pueblos que, por consecuencia de sus victorias de 1866, se anexionó Prusia por la ley de 20 de Setiembre de aquel año, en castigo de haber sido sus enemigos durante la guerra: el reino de Hannóver, el Electorado de Hesse, el Ducado de Nassau, y la ciudad de Francfort.

Tercero. — Pueblos que, con la Prusia, forman la Confederación del Norte: el reino de Sajonia; los cuatro grandes ducados de Mecklemburgo Schewerin, de Mecklemburgo Strelita, de Sajonia-Weimar-Eisenach, y de Oldemburgo; los cinco Ducados de Brunswick, Sajonia Meiningen, Sajonia Altemburgo, Sajonia Coburgo Gotta, y Anhatt; los siete Principados de Schwarsbourg-Rudolstadt, de Schwarsbourg-Sondershausen, de Walldeck y Pyrmont, de Reuss, línea primogénita, de Reuss, línea segunda, de Schaumbourg-Lippe, y de Lippe-Detmold; las tres ciudades libres de Lubeck, de Bremen y de Hamburgo; y el gran Ducado de Hesse-Darmstad, por la parte de su territorio situada al Norte del Mein.

Cuarto. — Pueblos, que están unidos á la Prusia (no á la Confederación del Norte), por los tratados militares á que tuvieron que someterse, después de su derrota, en Setiembre de 1866: los reinos de Baviera y de Wurtemberg, y los grandes Ducados de Báden y de Hesse.

Y quinto.— Pueblos alemanes que forman parte del Imperio austro-húngaro.

Todavía, para proceder con rigorosa exactitud, seria preciso clasificar por separado el Holstein, el Schleswig y el Luxemburgo, colocados en situaciones especiales; y señalar las diferencias de relaciones establecidas entre cada Estado y Prusia, pues aun entre los mismos de la Confederación del Norte las hay notables. Por ejemplo, el reino de Sajonia y el Ducado de Brunswick no han cedido todavía á Prusia el derecho de dar los nombramientos y los ascensos á los oficiales de sus respectivas tropas.

El enemigo principal de la unidad alemana no es hoy Francia. Lo son, por una parte, Austria, que tiene diez ó doce millones de súbditos de la raza germánica repartidos en las diversas partes de su heterogéneo Imperio; y las dinastías de reyes y de príncipes, y las autonomías municipales de los Estados secundarios y pequeños. La guerra actual, sobre todo si fuese favorable á los federales y aliados, estrecharía los lazos que los unen, y borraría en mucha parte las rivalidades anteriores. Pero esos mismos lazos de más íntima alianza son la mayor dificultad para unificar la Alemania. Cuando todos sus Estados de alguna importancia, lucharon en 1866 contra la Prusia, ésta, que los venció, pudo hacer dar grandes pasos á la obra de construcción de la nacionalidad común. Con el derecho de la victoria, suprimió un Reino, un Electorado, un Ducado, una Ciudad libre; obligó á la mayor parte de los Estados á entrar en una Confederación, en que de 43 votos, fijados al Consejo federal, se reservó para sí 17, además de la Presidencia, de la dirección de los negocios generales, de la representación diplomática común, y del mando de los ejércitos; sometió á los pueblos del Sud á tratados militares, que le conceden igualmente el mando de las tropas en caso de guerra, é impuso el silencio y el aislamiento al Austria-Hungría. Pero, cuando Septentrionales y Meridionales se han mantenido unidos á sus banderas, y han participado de sus fatigas, de sus combates, de sus laureles y de sus derrotas, no podrá amenguar los derechos de esos Reyes, Grandes-Duques, Duques y Príncipes, que están peleando al lado del Monarca y de los Príncipes de Prusia.