La Odisea (Antonio de Gironella)/Canto Decimoctavo
Llega de la comarca otro mendigo,
Que iba por la ciudad pordioseando,
Rey de glotones, insaciable buche,
Bebiendo y devorando sin descanso,
Es al verle un coloso; mas no tiene
Ni fuerza ni vigor. Se llama Arneo
Del nombre que al nacer le dió su madre ;
Mas, de Ítaca le llaman los mancebos
Iro, porque está pronto para todos[2]
A encargarse de escritos y mensages.
Llega, y al punto quiere echar á Ulises
Del palacio, diciendo: a Salte ¡sucio!
Si ver no quieres que los pies te toman
Y te arrastran afuera; ¿no contemplas
Que todos me hacen seña que te saque?
¡Vamos! ¡de pié! y no quieras obligarme
A que tengamos que jugar de manos.»
A el de esta mansion el regio mando.»
A reflexion tan justa ceden todos;
Mulio, que es un heraldo de Duliquio,
Saca vino en un cráter y lo ofrece
Uno á uno a las gentes. Al instante
Ofrecen libaciones y, vaciada
Al fin la última copa, cada uno
Va del sueño á buscar la dulce calma.
- ↑ Napoleon, que admiraba á Homero, que le ponía superior á la Biblia, á Ossiao, á Virgilio, sienta que el combate de Iro y Ulises es sucio, mezquino, é indigno de un rey. Añade que el autor ha eludido el peligro dando á su héroe las espaldas de un mozo de cordel; pero que no es dado á todos los monarcas poseer un físico tal. Napoleon me ahorra el trabajo de emitir mi dictámen.
- ↑ De Iris, mensagero de los Dioses.