La balada triste del camino largo

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LA BALADA TRISTE DEL CAMINO LARGO


A los hermanos que sufren el
latigazo de su bohemia.


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Ah! los sinsabores de la negra bohemia
Ah! pasar por la vida pierrotizando,
Con la risa torpe de la neurastenia
Seguir adelante, seguir caminando.
 
Seguir el largo peregrinaje por
La tristeza amarilla de los caminos
Donde nieva la luna todo su albor,
Donde ponen piadosos su amor los trinos.

Riendo a los que vienen, llorando a los idos
Seguir por el largo camino distante,

Seguir por los largos caminos dormidos
Con la honda tristeza de un circo ambulante.
 
Solo, siempre solo por la crueldad del frío,
Lleno de inquietudes, lleno de temor.
Solo, solo, con pena, con hambre i hastío
Como un huerfanito sin hermana mayor.
 
El mar i los cielos siempre pensativos
En una eterna madrigalizacion,
Levantan los pinos sus admirativos,
Los cipreses se inclinan tristes, esquivos
Como en misa las viejas en la elevación.
 
En la melancolía de los paisajes
El arroyo claro su sonrisa avanza,
I la sombra de los sauces borda encajes
En el agua mansa.
 
Se aleja una cadena de montes milenarios
Como una caravana larga de dromedarios
I una montaña blanca que en el silencio vela
En el paisaje pone su castidad de abuela.

 
La tarde va tejiendo su amoratado velo,
El lago en su mutismo verdi-glauco se encierra...
Ah! seguir bajo el palio azul de un cielo tan cielo
Sobre la alfombra seca de una tierra tan tierra.

I seguir andando, andando, andando hasta
Que un «Angelus» nos diga que hai una aldea
Para dormir el tedio de la llanura vasta
I recobrar la fuerza que ya flaquea.
 
La aldea marca el desbande de los caminos
Por donde ha de cruzar la caravana en marcha,
Arrastrando su pena sin luna i sin trinos
Con el alma i el cuerpo blancos de escarcha.
 
Ah! los cardos pisados que se quedan muriendo
Ah! las novias en flor que esperan todavía
Que nos vieron pasar hácia la Ausencia sonriendo
I en las noches desatan su melancolía.
 
Ah! las madres que sienten tan hondo vacío
Como si les faltara algo de sus entrañas,
Que rumian su pena, que mascan su frío,
Que se ponen llorosas, que se vuelven hurañas.

Ah! las tristes hermanas siempre resignadas
Ah! las blancas abuelas calladas, calladas.
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I nosotros? Nosotros auscultando emociones
Y acechando con miedo a la «Dama de la Hoz»
Seguimos deshojando canciones i canciones
Con el prestijio de «la musique avant tout chose»
 
I nosotros seguimos por el camino largo
Tranqueando nuestra pena por la senda distante
Con un jesto alegre, con un jesto amargo,
Con la honda tristeza de un circo ambulante.
  
Solos, siempre solos por la impiedad del frío
Llenos de inquietudes, llenos de temor
Solos, solos, con pena, con hambre i hastío
Como los huerfanitos sin hermana mayor.