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La braveza del bayani/II

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época


II

Vivía por aquel tiempo, cou su única hija muy amada en Malapad-na-bató, cabe el río Pásig, un viejo guerrero, con cendal de varios colores en la cabeza, denominado potong en el tagalismo, y el cuerpo acribillado de cicatrices y cubierto de condecoraciones ganadas todas heroicamente en los campos de batalla.

Por su alma bondadosa, sus virtudes, sus generosidades y sus fabulosas riquezas, unidas al gran prestigio de su valor, ni un punto desmentido, respetábanle, no solo en su tierra natal sino también en los pueblos circunvecinos.

Únicamente que no le tocaran al viejo si hija Bituin-Lupa, su vírgen morena, en cuyos ojos se miraba; por quién daba por muy bien empleadas todas sus penalidades pasadas para verla ahora feliz y rodeada de oros y perlas.

Bituin-Lupa era sagrada para el viejo y debía ser sagrada para todos los pueblos.

Y moríanse de desesperación los príncipes y bagongtaos, al verla caminar tan divina, mostrando sus sonrisas dulcísimas y mirando con sus preciosos ojos langorosos; moríanse de desesperación al comprender que nunca podrían besar aquellas sonrisas, ni estrechar su cintura cimbreante como una caña.