La calumnia mata: 03
En el transcurso del largo pleito no faltó, ni aún de los mismos beneficiados por el señor Campana, quien se prestara á declarar: que en la estancia «Los Remedios» (en Las Vacas) éstas sólo daban leche para el patrono, siendo propiedad del Colegio, y de pichuleos en huevos y quesos, frutas de corral y traspapelamiento de otras menudencias.
Otro de sus émulos declaró que el rinconcito consabido servía para arrinconar muchas cosas, y que si detrás de cada rancho del camino quedar solía alguna campanita, resultado de frecuentes idas y venidas del enamoriscado estanciero, ninguna de sus tocayas sonaban a tiempo, para despertar al guardacosta, cuando por esas desiertas barrancas del Paraná se introducían mercaderías del Buque del Asiento, fondeado frente la Recoleta, donde nunca acababa su carga y descarga, olvidando pagar alcabalas, ocupado en sus huérfanas y tanta obra pía, piadosa ó de pillería.
Y de cuantos declararon, apenas resultaba con algún viso de apariencia, que si del contrabando provocado por tantas prohibiciones y gabelas, almojarifazgos y altos impuestos, alguno había desembarcado allí, no fué para provecho del rico hacendado, y si en un mismo libro llevaba cuentas de propios y extraños, y asentado á su nombre propiedad para otros adquirida, exigencia era del vendedor, á quien inspiraban más confianza los fondos del señor Campana, que todas las huérfanas sin fondos, que si de todas ellas, apenas la más talludita apartaba, no para su uso particular lo era, sino para servir el chocolate de la señora, quien muy piadosa, bien la adoctrinaba así de día como de noche.