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La contestación á una insolencia

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Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


La contestación á una insolencia.

Un gran señor de Inglaterra, entrando un dia en los salones de la princesa de vio una señora gruesa á quien no conocía, y acercándose á un caballero joven que encontró por casualidad, le dijo:

— ¿Tendrá V. la bondad de decirme quién es esa marrana cebona que está sentada á nuestro lado?

— Esta marrana cebona, milord, respondió el ca ballero, es la embajadora de madre de este lechoncillo que tiene el honor de saludar á vuestra grandeza.