La contestación hábil sin entender la pregunta
Apariencia
La contestación hábil sin entender la pregunta.
Un alcalde que no sabia leer, pero que no era tonto, disputaba con el dómine, pedante de á folio, que la echaba de sabio y de latino. Con el calor de la disputa, se le trabó al alcalde la lengua y no pudo concluir una frase.
El dómine quiso manifestar que no lo entendia, y se espresó en latin, diciendo:
— Nescio quid: no sé lo que V. dice.
— El quid, respondió el alcalde prontamente, no sé quien es; pero el necio, comprendo perfectamente que es V.