La exageración cortada por mitad
Acostumbraba exagerar de una manera tan estraordinaria un estudiante andaluz, que sus compañeros, viéndole espuesto á perder su reputación, convinieron con él en pisarle el pié cuando lo vieran dispuesto á disparatar. Un dia, en que por acaso se hablaba entre varios compañeros de la suntuosidad de los templos de España, tocó la palabra á nuestro joven andaluz, y ponderando la estension de la catedral de Sevilla, dijo:
— Señores, es tan notable, que solo de anchura tiene trescientas mil varas castellanas.
— ¿Y su longitud? ¿y su longitud? esclamaron en coro todos los oyentes.
En aquel momento sintió la brusca presión del pié de su compañero, y procurando enmendarse, continuó:
— Su longitud es de tres varas y media escasas.
Corrido por las risas de los circunstantes, decia en voz baja á su compañero:
— ¡Caramba! A tí te debe el no ser cuadrada.