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La guitarra (Ezeiza)

De Wikisource, la biblioteca libre.
Las dos guitarras: Colección de composiciones de autores argentinos y uruguayos (1887)
de Antonio Lussich, Gabino Ezeiza y Anastasio Culebra
La guitarra de Gabino Ezeiza
Nota: Se respeta la ortografía original de la época

LA GUITARRA



Tiemblan las cuerdas heridas
Al imprimirlas mis dedos,
Es del lamento el remedo
Que me convida á llorar.
El ¡ay! de cada nota
Cual si se fuera quejando,
A mi me están enseñando
Como tengo que cantar.


Esta guitarra que toco
Y tiene tanta armonía
Se liga á la vida mia
Por una secreta union.
Sin ella yo no podría
Cantar en este momento,
Como canto con su acento
Lamentos del corazon.


Es de pino y en un tiempo
Gallardo en una llanura
Con su gigante figura
Se vió en los campos crecer;
Allí anidó la torcaz,
La calandria y el gilguero,
Hasta el loro barranquero
Llegó su rama á romper.


O las noches de tormenta
Que cuando relampagueaba
De léjos lo divisaba
Y al se fué á guarccer.
Luego sacando un cuchillo
Dejó su nombre grabado,
Diciendo me has amparado,
Otro dia he de volver.


Su piña rica y hermosa
Que cuando va madurando
Se van de por si volteando
De su base al rededor.
Cuántas veces el viajero
El hambre satisfacia
Cuando cansado venía
A guardarse del calor.


A esa calma que le pinto
Viene el furor estupendo'
De algun huracan tremendo
Sus gajos á quebrantar.
El se repone de nuevo
Y vuelve a elevar la frente,
Mas ¡oh! martirio inclemente,
Lo empiezan á codiciar.


Viene el leñador, lo mira
Con un afan receloso
Diciendo que es muy hermoso
Porque lo quiere cortar.
Alza la vista á su copa.
Al ver su talla gigante
Con el hacha en el instante
El lo empieza á desmembrar.


Golpe tras golpe le asesta
Hasta que al fin ya vencido
Cae al suelo el pino herido
Por el leñador sagaz
Y su copa portentosa
La cual tanta sombra hacia
Queda convertida al día.
En un tirante no más.


Al aserrador lo vende;
Éste, luego en mil fragmentos
Lo corta y vende al momento
Con muy diversa intencion.
Para bancos, para mesas
Siempre se le då el destino
Y la guitarra de pino
De general condicion.


Ahora objetos tan diversos
Cada uno llega á su esfera:
Con la guitarra pudiera
Un amante seducir.
Porque oyendo los acordes
De tan precioso instrumento,
Va explicando con su acento
Lo que él tiene que decir.


No es tan fina la madera
Como encierra de armonia
La perfecta analogia
Que pretendía buscar.
En mi semblante, señores,
No se nota el sufrimiento
Mas se comprende al momento
Porque lo expreso al cantar.


Cuando te extingas ó mueras
No se ha de acabar tu gloria;
Quedarás en la memoria
Del mortal que te formó.
Se ha de acordar con orgullo
El amante afortunado
Que tú le has acompañado
Cuando á una reja cantó.


Tal vez diga, la guitarra
Que tenia era tan buena
Que á mi me ha causado pena
Cuando la he visto romper.
Por ejemplo, si en un clavo
Antes la tenia colgada
Y la cuerda se cortara
Como suele suceder.


Despues el grato recuerdo
De tan precioso instrumento
Convertido en mil fragmentos
Te han de querer conservar.
O si te cuelgan afuera
Al pasar la brisa suave
Lanzarás notas al aire
Con acento funeral.


Tus cuerdas enmohecidas
Las irá el tiempo cortando
Y la araña irá formando
Un finísimo sedal.
Luego si el dueño se muere
Llega por fin ese dia
De que alguna mano impía
Te quiera al fuego arrojar.


Tus cenizas esparcidas
Alrededor de la lumbre
Tal vez en el aire zumbe
Del que te mira quemar.
Una armonía que el sienta
Bastante desconocida,
Te desprendes de la vida
Pero llorando no más.


Asi yo como este pino
Por el mundo divagando,
A todos les voy cantando
Lo triste de mi destino.
En mi escabroso camino
Quien me pudo acompañar
Es tan solo la guitarra
Para ayudarme á llorar.


Quién sabe si con tu suerte
Te conformas todavia,
Lanzando dulce armonía
Y habitando en un salon.
Yo creo que aunque de seda
Se compone tu ornamento
Quisieras por otro momento
Volver á tu condicion.


Yo tras de un imposible
Corro siempre apresurado
Y creía haberlo tocado,
Sólo lo puedo soñar.
Haré como tu puedes
Volver á ser lo que he sido,
Tambien estoy convencido
Que nada puedo alcanzar.


Confórmate con tu suerte
Y yo tambien con la mia,
Tú lanzando tu armonía
Va de mi lamento en pos,
Como amantes desdichados
Tú gimiendo y llorando
Vamos el mundo cruzando
Hasta perdernos los dos.


Aunque tú eres insensible
Al dolor y al sufrimiento
Como la palma que el viento
Hace gemir al pasar.
La mano imprime tus cuerdas
Y el dolor que yo sentia
Remedas con tu armonía
Lo que tengo que llorar.


Plagiando el dolor humano.
Van las cuerdas con tu acento
Como autómata instrumento
Por estraña voluntad.
Pero yo que siempre canto
Todas las penas que siento,
Bien se comprende al momento
La diferencia que habrá.


Tú guardarás el secreto
De la existencia de un pária
Hasta la última plegaria
Que al mundo dedicarė.
Serás la fiel compañera
Que conmigo irá rodando
Y en todas partes cantando
Las penas que yo pasé


Tú serás la que del lecho
Colgada á la cabecera
Quedarás cuando yo muera
Mirandote al espirar.
Y tal vez en mi agonía
Tendiendo hasta ti mi brazo
Al último adios de paso
Te haga una nota arrancar.


Gabino Ezeiza.