La lluvia en la casa vieja

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Poesías (1913) de Evaristo Carriego
LA LLUVIA EN LA CASA VIEJA


Hoy es un día horrible. Ya es valiente
quien se atreve a salir de su agujero...
¡Qué modo de llover! Furiosamente
en el techo de zinc el aguacero

tamborilea sin cesar. Lo grave
es que se llueve aquí peor que afuera,
y hay para rato, es natural... Quién sabe
como diablos se ha abierto esta gotera.

¡Esta gotera! Por el cielo raso
se filtra el agua: baja a las paredes,
se divide en las grietas, y, de paso,
alcanza a las aranas en sus redes.

Pero hay que ver el patio... La fangosa
reciente lagunita que rodea
el pozo, y la tinaja que rebosa
mientras el viejo caño canturrea.

Las muchachas están en la cocina:
una se ha puesto a preparar la masa,
algo quejosa de que falte harina,
y otra derrite en la sartén la grasa.

Las demás, como siempre, en diserciones;
lo de todas las noches: sobre el juego.
Bueno, a contar bolillas y cartones:
¿es qué tendremos lotería, luego?

Alegres charlan... No han de ser muy pocas
las historias... ¡Conversan tan de prisa!
¿Qué se conversará cuando esas locas
apenas pueden aguantar la risa?

¿Bromitas a la novia? Se conoce
que hoy se llevó un buen reto de la abuela:
¡la niña estuvo anoche hasta las doce
leyendo, muy oronda, una novela!

¡Sí señor! como suena, muy oronda...
Pero, lo sospechamos al culpable:
no es ella, no ... Es inútil que se esconda,
ya verá el pillo cuando abuela lo hable.

Y sigue el chaparrón. ¡Cómo diluvia
en el jardín! Adiós el enrejado;
era un adorno al fin, maldita lluvia...
¡Daba una vista, así, recién pintado!

¡Adiós, con este viento, la glorieta!...
¡Los claveles, muchachas, los claveles:
quien no vuelva trayendo una maceta
se quedará esta noche sin pasteles.

¡A ver, Florinda, a ver donde pisamos:
las baldosas del patio se hallan flojas
y te salpican toda entera... Vamos,
por ahí no, con cuidado, que de mojas!

Tan a destiempo el resbalón ¿no es cierto?
¡Ah, ese primo, si hubiese andado listo!
¡Y se atreve a decir que ha descubierto
unas cosas más lindas! ¡Lo que ha visto!

¿Reproches? Se ha lucido la lectora.
¡También la otra zonza es tan auteraf
Se ha lucido. ¡Si lo supiese ahora
alguno que yo sé!... ¡Si lo supiera!

Lo hizo de gusto, madre; sí, de gusto:
la empujo adrede ¿sabes? ¡Mentiroso!
¡Por culpa de él la pobre se dio un susto!
¡Y festeja sus gracias, el odioso!...

La rubia... ¡Cómo viene de agitada!
¿Que le ganó a correr a las eternas
despaciosas? ¡Jesús, qué colorada!
¿Será porque al saltar mostró las piernas?

¡Míralas, madre! llegan hechas sopas!
A mudarse, muchachas, a mudarse.
¿Sí, no? dejarse estar con estas ropas
empapadas, no vayan a enfermarse...

Y aún se quedan a porfiar. ¡Las fachas!
¿Hay más? Caramba con las señoritas...
¡Hasta cuando, por Dios! Pronto, muchachas,
que se van a enfroí las tortas fritas!