La república de las mujeres
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Sainete fin de fiesta para la tragedia de Hamleto
[editar](El teatro representa una isla, que se figurará al principio con selva corta, un cubo de muralla a la izquierda, con puerta abierta, y en ella algunos pertrechos de obra interior. Música a un lado, y a otro tiros de salva y voces de desembarco. Con el cuatro de hombres saldrán de esclavos Vicente, Ramos y Soriano, trayendo a cuestas una gran viga; Tadeo y Coronado con cubos, Ambrosio y Baltasar espuertas de arena; y con su música se entrarán por la puerta de la muralla, delante de la cual se estarán paseando, armadas con arcos y flechas; la Borja y la Raboso.)
(Coro de mujeres dentro.)
Coro
¡Al arma, al arma, al arma;
contra los hombres guerra!
¡Viva de las mujeres
la libertad eterna!
¡Vivan las damas,
triunfen y venzan;
sufran los hombres,
penen y sientan!
(Coro triste de esclavos que salen cargados)
Ramos y Soriano (A dúo.)
¡Oh, sexo vengativo;
oh, femenil soberbia!
Todos
¡Ay del triste que sufre tus cadenas!
Tadeo (Solo.)
Fortuna enemiga,
¿por qué, di, tu rueda
veloz en los bienes
tan pesada en los males da la vuelta?
(A dúo.)
¡Oh, sexo vengativo; oh, femenil soberbia!
Todos
¡Ay del triste que sufre sus cadenas!
(Dentro.)
Coro
¡Vivan las damas,
triunfen y venzan;
sufran los hombres,
penen y sientan!
(Tiros.)
(En entrando los esclavos entran detrás los centinelas, y cierran.)
¡Echad anclas; a la orilla,
a tierra todos, a tierra!
(Sale Chinica, con su capa al hombro, como huyendo y atemorizado.)
Chinica
¡Pobre de mí: adiós, Chinica!
¡Llegó tu hora postrera!
¿Qué paraje será este
donde del mar la violencia
nos arrojó y sin saber
si de paz o si de guerra
apresaron nuestras naves,
apenas pudieron verlas
desde el puerto, cuando el vaso
plaza de armas de madera;
unas veces pez que nada,
y otras pájaro que vuela,
subiendo y bajando montes
de agitadas ondas crespas,
ya pisaba los abismos,
ya besaba a las estrellas?
Solo y prófugo discurro
una senda y otra senda
y según el corazón
me avisa, no es buena tierra,
pues un día he caminado
sin encontrar una cepa.
Granadina (Dentro.)
¿Quién vive?
Chinica
Gente de paz.
(Salen las señoras granadina y polonia, la primera con fusil y la segunda con un pífano colgado al pecho.)
Polonia
No será sino de guerra,
si es hombre.
Chinica
Si en eso pende,
seré lo que ustedes quieran.
Granadina
¿Qué destino te ha traído,
infeliz, a tu perpetua
esclavitud o a tu muerte?
Chinica
¿Pues acaso estamos cerca de Argel?
Granadina
Ya pudieras dar
un brazo porque eso fuera.
Chinica
¿Pues dónde estoy?
Polonia
En la isla
de las mujeres exentas,
república libre donde
ellas sólo penden de ellas;
donde el hombre masculino
se aborrece y se detesta;
y donde se huye del hombre
siempre.
Chinica
¿Pues con quién comercian?
Granadina
No hay comercio en esta isla,
que porque en nada dependa
nuestra vida de ellos, sabe
surtir su naturaleza
del sustento y de las armas
nuestro valor en las presas.
Chinica
¿Conque en esta isla ninguno
de nosotros sea el que sea,
tiene partido entre ustedes?
Las dos
Ninguno.
Chinica
¿Pues quién la puebla?
Polonia
Para los nobles encargos
del gobierno y la defensa,
nosotras; y los cautivos,
para las cosas plebeyas
y serviles.
Chinica
Según eso,
hemos llegado a la tierra
de las Amazonas.
Polonia
No,
que hay muy grande diferencia;
pues de esta isla jamás
vuelve a salir cuando entra,
sino las que andan al corso,
que es cargo de las más viejas.
Chinica
¿Conque ustedes nunca hacen
expediciones de aquellas
que hacían las otras?
Granadina
Nunca.
Chinica
Pues, según la historia cuenta,
con las reclutas que hacían
tenían siempre completa
la guarnición.
Granadina
El primero
de nuestros votos en esta
república dominante
es mantenerse doncellas.
Chinica
¿Hasta qué edad?
Polonia
Para siempre.
Chinica
¡Qué religión tan estrecha!
¿Quién fue el fundador?
Granadina
Vosotros;
y porque todo lo sepas,
ofendidas diez mujeres,
hará cosa de cincuenta
años, según los anales
nuestros nos lo manifiestan,
de ver con la tiranía
que los hombres de su era
las manejaban...
Chinica
Suplico...
Ya en eso se ha puesto enmienda;
si por eso se enfadaron,
ya pueden volver contentas.
Granadina
Calla y escucha. Ofendidas,
vuelvo a decir, diez soberbias
mujeres se conciliaron
con otras muchas, y atentas
a sacudirse de un yugo
que no podían sus fuerzas
romper de otro modo, huyeron
de su patria con cautela;
se embarcaron con la misma
y se apoderaron de esta
desierta isla y en donde
sacaron de su cabeza
las leyes para el gobierno.
Chinica
¡Qué buenas estarán ellas!
¿Y están escritas?
Polonia
En bronce,
Oye algunas: la primera,
aborrecer a los hombres.
Chinica
La primer ley es superflua;
casáranse y sin mandarlo
la ley los aborrecieran.
Polonia
La segunda, que ninguna
en visitas ni asambleas
pueda hablar cuando habla otra.
Chinica
¿Y tiene muy grave pena
quien la quebranta?
Polonia
De muerte.
Chinica
Pues si en Madrid la impusieran,
salíamos de mujeres
antes de Carnestolendas.
Polonia
La tercera, que ninguna
pueda hacer la más pequeña
labor que cueste trabajo
y que sólo se diviertan,
se regalen y se adornen.
Chinica
No hay esa ley en mi tierra,
pero hay muchas que la guarden
y muchos que la consientan.
Polonia
La cuarta, que de las gentes
que en los navíos se apresan
las mujeres queden libres,
declaradas compañeras
de las demás, y los hombres
sujetos a la cadena
del estado y aplicados
a las labores y haciendas
que hacen en otros países
las mujeres, según sean
sus patrias y habilidades,
y aquel que ninguna tenga
a la república útil,
que arrojado al mar perezca.
Chinica
Mal estoy yo. ¿Y quién demonios
es entre ustedes la reina?
Granadina
La república al principio
estableció se eligiera
una generala a quien
las demás obedecieran
de dos en dos años; luego,
por algunas ocurrencias
se hizo anual la dignidad,
pero como estar sujetas
a otra sienta tan mal
a las mujeres, fue fuerza
durara el generalato
sólo un mes.
Chinica
Por esa cuenta
de aquí a poco en cada hora
habrá generala nueva.
Granadina
Pero tú, ¿qué haces aquí?
Chinica
Prófugo por esas señas
vengo de los prisioneros
que ayer apresaron vuestras
corsarias.
Polonia
¡Pobre de ti,
que has incurrido en la pena
irremediable de horca!
Chinica
¿Por qué?
Polonia
Porque manifiestas
con la fuga que el honor
de la esclavitud desdeñas.
Chinica
¿Y no hay remedio?
Las dos
Ninguno.
Polonia
Y a no ser porque yo y ésta
somos algo compasivas
y no tenemos aquella
ojeriza con los hombres
que todas estas isleñas,
ya hubieras muerto.
Chinica
Estoy bien.
Granadina
¿Pero qué importa, si apenas
halles otra mandará
que algunos esclavos vengan
y te cuelguen?
Chinica
¿Y entre ustedes
no hay alguna que se duela
de los hombres? La verdad.
Polonia
A querer mi compañera
bien pudiera libertarte,
porque todavía reserva
la facultad que tenemos
cada una de que pueda
librar en toda su vida
la vida a un hombre.
Chinica
Pues ea...
Granadina
¿Yo había de perder mi acción
por una cosa tan fea?
No quiero.
Chinica
Pues, vaya, usted.
Polonia
Yo lo haría si pudiera;
pero vino el otro día,
en la penúltima presa
un oficial español
bonito como una perla;
le di la acción y otras mil
le hubiera dado a tenerlas.
Chinica
¿Si esto hacen las que aborrecen,
qué no harán las que los quieran?
Granadina
Al fin te permitiremos
que huyas antes que te vean.
Chinica
De la isla, ¿cómo? Si no
que me eche al mar de cabeza.
Las dos
Pues no hay remedio.
Chinica
Sí le hay.
¿No decís que están exentas
las mujeres?
Las dos
No lo dudes.Chinica
Pues yo me volveré hembra
y está todo remediado.
(Con la capa por guardapiés, un pañuelo al cuello y otro por toca se disfraza.)
Granadina
¿Qué es eso?
Chinica
Una estratagema
para quedarme a servir
a ustedes de camarera.
Polonia
¡Vaya el pícaro al infierno!
(Sale pereira con bastón.)
Pereira
Soldados de guardia, alerta;
que sale la generala
a reconocer las presas
y yo voy a conducirlas
al instante a su presencia.
Chinica
¿Quién es ésta?
Granadina
Es la mayor
de la Plaza.
Chinica
¡Qué severa
es!
Pereira
¡Qué mujer tan horrible!
¿De dónde eres?
Chinica
De Guinea. (Tapando el hocico.)
Pereira
¿Y por qué te tapas?Chinica
Porque
tengo yo mucha vergüenza.
Pereira
¿Y eres soltera o casada?
Chinica
Viuda, porque en la pelea
de la nave en que pasaba
a las Indias con las vuestras,
se le desbocó el caballo
a mi marido.
Pereira
Tú sueñas;
¿no fue el combate en el mar?
Chinica
Perdone usted, que estoy lela
con la viudez.
Pereira
¿Tienes hijos?
Chinica
No me acuerdo si son treinta
o treinta y dos; pero todos
útiles, porque son hembras.
Pereira
Esta es loca; echadla al mar
a que la coman las bestias. (Vase.)
Chinica
¡Muchas gracias!
Polonia
Pues aquí
todas son gracias como éstas. (Vase.)
Granadina
Sin embargo, ven conmigo
y te enseñaré una cueva
oculta, donde podrás
morirte sin que te vean. (Vase.)
Chinica
Lo mismo es morir así
que asado.
(Sale Juan Ramos de oficial, petimetre, de camino.)
Ramos
Si la belleza,
compasiva en todas partes,
es posible que se duela
de un infeliz...
Chinica
¡Arre allá!;
que aquí a nadie se requiebra,
porque el primer estatuto
de esta isla es ser doncellas.
Ramos
¿Qué es esto? ¡Pablo!
Chinica
¡Señor!
Ramos
¿Sabes las desgracias nuestras?
Chinica
Sí, señor.
Ramos
¿Qué traje es éste?
Chinica
Uno que deslumbrar pueda
a las isleñas que encuentre.
Ramos
¿Qué importa, si en su tremenda
condición todo es delito
y el mayor, según me cuenta
un cautivo que he encontrado,
huir de ellas, cuando ellas
nos buscan para matarnos?
Chinica
¡Jesús, y las que se acercan!
Ramos
Pues conservemos, huyendo,
las vidas lo que se pueda.
(Vanse con celeridad y temor y al compás de la marcha prevenida salen todas las damas en batallón, según el orden que se expresará; dan vuelta al teatro, y sin más evoluciones que quedar al foro en una fila, sale la Generala, que será la señora Figueras, a la punta deltablado.)
Figueras
Gloria del hermoso sexo,
belicosas compañeras
cuya hermosura hace más
durable, si no perpetua,
la libertad en el trato,
la ociosidad de las selvas
y la exención de los hombres,
cuya condición perversa,
siendo quien más perjudica
a las perfecciones nuestras,
de propósito las aja
sólo para aborrecerlas.
Ánimo, rencor, esfuerzo,
constancia y que viva eterna
nuestra libertad.
Todas
¡Que viva!
Figueras
¡Que mueran los hombres!
Todas
¡Mueran!
Borja
Eso sí, y por más galanes
o más rendidos que sean
esos nuevos prisioneros,
ninguna de ellos se duela;
giman, suden y trabajen
en nuestro poder y vean
los que dicen que las damas
sólo son carga superflua,
si además del aguantarlos
y vivir siempre sujetas
a ellos, es poco afán
el que la naturaleza
distribuyó a la mujer
que de ser mujer se precia.
Joaquina
Eso sí, y ojalá que
además de las haciendas
enfadosas y comunes
que nos tocaron, pudieran
saber una vez al año,
por lo menos, lo que pesan
otros cargos que tenemos
y otras cargas que nos echan.
Guzmana
Vamos al público patio
de los esclavos y crezca
nuestra vanidad a vista
de lo que crecen sus penas
y el número de oprimidos
y escarmentados se aumenta.
Figueras
Toca, tambor, y marchemos
con valor y gentileza.
(Vuelven a marchar y yéndose por el lado opuesto al que salieron se descubre la mutación larga de columnas, con bambalinas de aire; y en ella los cautivos que salieron y demás que se puedan, todos trabajando en cosas femeniles como hilar, rastrillar, coser, hacer calceta, a planchar, barrer, fregar y devanar, etc.)
Coro triste de esclavos
¡Oh sexo vengativo!
¡Oh femenil soberbia!
¡Infeliz del que sufre tus cadenas!
Coro alegre de damas
¡Vivan las damas,
triunfen y venzan;
sufran los hombres
penen y sientan!
(Ínterin esta música salen por la izquierda algunas de las señoras con la Figueras, que toma asiento aliado mismo, quedando inmediatas la Borja, Polonia y la Guzmana, con la bandera, y por la izquierda la señora pereira delante, luego dos damas que traen presos con cadenas los hombres con los trajes según los caracteres que se dicen después, y detrás otras dos con sus armas.)
Pereira
Aquí tienes a tus pies,
¡oh! gran generala nuestra,
esta porción de enemigos
de la república.
Figueras
Vengan,
y en la forma acostumbrada,
o se les dé la sentencia
de muerte o la aplicación
a femeniles tareas.
Pereira
Esta es la lista; yo los
iré llamando por ella.
En primer lugar está
el marqués de la Violeta.
Eusebio
Yo soy y el que a vuestros pies
tiene el honor, ¡oh princesa!,
de exprimir todas las dulces
pasiones de su fineza.
Figueras
¿De dónde sois?
Eusebio
Italiano.
Figueras
Título de Italia; bella
figura y muy divertida;
mandad luego que le metan
en una jaula y le pongan
al balcón, que nos divierta
tarareando algunas arias
de las que ha oído en su tierra.
Pereira
Antón Folias.
Galvan
Yo soy.
Figueras
¿Qué profesión es la vuestra?
Galvan
Barbero; verán ustedes en cuanto se les ofrezca qué buena mano.
Polonia
Señora,
la aplicación más perfecta
para éste, es la cocina,
para desollar las piezas
de piel y descañonar
las aves.
Figueras
Enhorabuena.
Pereira
Don Flor de Lis.
Merinito
Aquí estoy.
Granadina
¡Jesús, qué cosa tan tierna!
Figueras
¿Quién sois vos?
Merinito
Un petimetre
de los de suerte primera.
Figueras
¿Y de qué entendéis?
Merinito
De todo.
Figueras
¿Y qué sabéis?
Merinito
Nada.
Figueras
Buena aprensión.
Borja
Éste, señora,
puede servir a la mesa
para espantar a las moscas.
Merinito
¿Con el abanico?
Granadina
Etiam.
Merinito
Bueno, bueno. No habrá mosca
que al ver mi aire no muera.
Pereira
Juan de las Uñas.
Navas
Las Viñas
dirá.
Pereira
Está escrito de priesa.
Viñas dice, con efecto.
Figueras
¿Qué oficio tienes?
Navas
Yo era,
con perdón de usté, escribano.
Guzmana
El más útil de la presa
es éste, que está la isla
toda de ratones llena
y no hay quien los amedrente.
Figueras
Pues que no tenga otra renta
ni ración que lo que cace.
Navas
Déjelo esto por mi cuenta,
que el ratón que me la pegue
ya ha de tener buenas piernas.
Pereira
Un abate.
Figueras
¿Qué?, ¿no tiene
nombre?
Pereira
Pareció que no era
esencial.
Codina
Como esas cosas
importantes se desprecian...
Figueras
¿Qué habilidades tenéis?
Codina
Mondar nueces en las ferias
de Madrid, partir sandías
y acompañar petimetras.
Borja
Nada de eso sirve aquí.
Figueras
Sin embargo, para prueba
de mi bondad, le nombro
director de la Estafeta.
Codina
¡Oh, traje feliz, que en todas
partes te aplauden y premian!
Pereira
Policarpo Drogas.
López
Adsum.
Figueras
¿Y tú que nos latineas,
quién eres?
López
Soy boticario.
Guzmana
A qué buena ocasión llega;
que está sin artillería
para cualquiera defensa
de sus contrarios la isla
y éste sabrá disponerla.
López
¿Sabré? ¡Y cómo que sabré!
Como yo a la mano tenga
de mi metralla, dejad
que los enemigos lluevan.
Figueras
Mi bombardero mayor
eres, y a tu cargo queda
purgar antes de que lleguen
cuantos enemigos vengan.
Polonia
¿Qué mortal de los cañones
de un boticario no tiembla?
Ramos
Tened piedad. (Dentro.)
Raboso
No hay piedad. (Dentro.)
Chinica
¡Voto a Crispo! (Dentro.)
Tordesillas
Resistencia. (Dentro.)
(Sacan por un lado la Raboso a Juan Ramos preso con algunas hebras de seda, y por el otro la Tordesillas a Chinica con una cadena.)
Figueras
¿Qué es esto?
Tordesillas
Este picarón
que ha incurrido ya en la pena
de muerte por dos motivos.
Chinica
Incurriré hasta setenta.
¿Pues soy yo algún hombrecillo
como mi amo, que se deja
prender de ustedes, a falta
de un cabello, con dos hebras
de seda?
Ramos
Y aun esas sobran,
adonde con más violencia
prenden los ojos hermosos
que las temibles cadenas.
Figueras
¿Qué ha hecho ese infeliz?
Raboso
Huir,
y según las leyes nuestras,
morir debe; pero yo,
señora, a tus plantas puesta,
sacrifico el privilegio
que, como a todas, me queda
reservado, de librar
una vida porque sea
en él también destinado.
Tordesillas
Para otra vez que se ofrezca
le puedes guardar, que el mío
le servirá para ésta.Todas
Usad del mío, señora.
Figueras
No quiero que le agradezca
la vida a ninguna, cuando
de mis odios la entereza
no indultaron hombre alguno
hasta hoy, para que vea
cuánto merece un soldado
que se rinde a la belleza.
Unas
Yo he de librarte.
Otras
Yo, y todo.
Chinica
Pártase la diferencia
y líbreme alguna a mí.
Figueras
¿Pues qué es esto? ¿Cómo necias,
os olvidáis de que a mí
os halláis todas sujetas?
Borja
El domingo por la tarde
se te acaba la prebenda
y yo estoy en turno, conque
me toca la preferencia.
Figueras
Cedédmele.
Todas
No queremos.
Figueras
Pues perezca.
Todas
No perezca.
Merino
Echad áncoras. Amaina. (Dentro.)
(Vase la Pereira.)
Voces
¡Arma, arma; guerra, guerra! (Dentro.)
Espejo
Poned bandera de paz (Dentro.)
y ninguno salga a tierra
sino los dos generales,
a ver si el oído prestan
a las capitulaciones.
Todas
¿Qué es esto?
(Sale pereira.)
Pereira
La más funesta
desdicha. Toda una escuadra
de naves, áncoras echa
en nuestro puerto, y aunque
de paz han puesto la seña,
basta saber que son hombres
para hospedarlos de guerra.
Figueras
¡Eh! Todas sobre las armas;
y pues parece que llegan
a tratar, dejad que lleguen,
oigámosles, por que sea
mayor nuestra gloria al ver
que no hay cosa que nos venza.
Pereira
Y confirmar la opinión
de que en dando en una tema
la mujer, no la contrastan
intereses ni elocuencias.
Todas
Antes muertas que vencidas.
Figueras
Callad, que parece que entran.
(Salen Merino y Espejo de gala, con bastón, etc.)
Merino
Salve, ¡oh tú!, gran generala
de las enemigas nuestras
a quienes no como amigas
solamente o compañeras
buscamos hoy, sino como
a señoras y cabezas
de todas nuestras pasiones,
de facultades y haciendas;
vuestra razón confesamos
y que las impertinencias
de los hombres de otros tiempos
eran insufribles, eran
ridículas; pero ya
el tiempo que es grande escuela
para enmendar los defectos
que al principio se cometan
en cualquier arte, nos dio
fijas y oportunas reglas
para conocer el de
tener las damas contentas.
Ya no hay tornos, celosías,
no hay escuderos, no hay dueñas,
hermanos espadachines,
maridos que cierren puertas,
ni padres escrupulosos;
y aquéllos que hay de esta secta
lo ocultan porque se les
cae la cara de vergüenza,
que al ejemplo de los más
siempre los menos se arredran;
ya...
Espejo
¿Para qué es tanto ya?
Ya está el mundo de manera
que son ustedes los hombres y los hombres
somos hembras.
Merino
Venid adonde mandéis,
con aplauso y conveniencia,
esclavos con grillos de oro.
Espejo
Y aun algunos con cadenas
de brillantes porque no haya
preciosidad que no sea
trofeo de las que son
almas y señoras nuestras.
Figueras
Cortesanos peregrinos:
estimando las ofertas
que hacéis, no las aceptamos
ni os damos otra respuesta;
que aunque el mundo en otras tantas
coronas se repartiera,
como hay damas en la isla
para coronar por reina
de una parte a cada una,
no era fácil que cediera
nuestro tesón.
Borja
Eso sí;
que es bien que una vez se vea
la constancia en las mujeres.
Granadina
Y si porque los desprecian
se ofenden, que desembarquen
sus ejércitos y sepan
que la más chica de todas
no ha ceder sino muerta.
Espejo
¿No hay remedio?
Pereira
No hay remedio,
ni otro arbitrio.
Todas
¡Guerra, guerra!
Espejo
Poco a poco, señoritas;
y porque mejor entiendan,
que ofendidas u obligadas
las veneramos de veras,
antes que nos retiremos
para hacernos a la vela,
desairados otra vez,
determinamos en muestra
de rendidos tributarlas
los frutos que más se aprecian
en nuestra patria. Ellos son,
en sustancia, bagatelas
y tesoros en lo que
parecen y lo que cuestan.
Sacad aquí esos cajones.
Figueras
Aquí todo se desprecia.
Merino
Sin embargo, vean ustedes
qué adornos para cabezas;
(Sacan lo que dicen.)
qué elegante es este mueble
a que llaman escofieta.
Espejo
¡Qué mantilla esta de gasa!
Merino
¡Qué hebillas ricas de piedras!
Espejo
¡Qué arracadas de tres gajos!
Merino
¡Qué ganchos y qué pulseras!
Espejo
¡Qué reloj!
Chinica
Ese señala
la hora en que dan en tierra.
Todas
¡A ver, a ver!
Merino
Poco a poco,
que en pago de estas finezas
siempre han de dar algo ustedes.
Figueras
¿Qué les daremos?
Borja
Cogerlos y echarlos al diablo.
Pereira
El premio
es asunto que hace fuerza.
Polonia
Démoslo por decomiso
y agarremos lo que pueda
cada una.
Guzmana
En varios pleitos
esa es la común sentencia.
(Avanzan a tomar de los cajones, dejan las armas. Los esclavos cogen las armas.)
Esclavos
¡Libertad, libertad! ¡Vivan
los hombres!
Chinica
Para esta guerra
yo serviré de tambor
que os anime contra ellas.
Todas
¿Qué es esto?
Figueras
¿Qué atrevimiento
nuestra república altera?
Soriano
El mismo que altera en todas
las virtudes de las hembras,
pues por pillar antes que otras
semejantes bagatelas,
abandonáis todos vuestros
propósitos y defensas.
Esclavos
¡Queden esclavas!
Merino
No queden;
mejor será que se vengan
con nosotros, porque adorne
nuestras patrias su belleza.
Figueras
Mas, con cuatro condiciones
se admitirá la propuesta
por nosotras.
Merino
¿Cuáles son?
Figueras
Que la que novio no tenga
por sí misma a los quince años,
se le ha de buscar por cuenta
del Estado.
Merino
Concedida.
Figueras
Que a la que naciere fea
se le han de dar de pensión
tres mil ducados de renta
para lavarse la cara.
Merino
Concedida.
Figueras
Que se intime
pena de muerte a las viejas
el que no hagan mala obra
ni disputen las empresas
y triunfos de las muchachas.
Merino
Concedida.
Figueras
Finalmente,
que tan vergonzosa sea
en ustedes como es
en nosotras la infidencia
conyugal; porque es rigor
que ustedes por gracia tengan,
y blasón lo que en nosotras
es delito y es afrenta.
Merino
Ésa es dura condición.
Espejo
Pero, sin embargo, es buena;
concedida.
Figueras
De ese modo
pueden entrar todas vuestras
tropas con tambor batiente
y la alianza está hecha.
Espejo
En volviendo a poder nuestro
verán lo que las espera.
Hombres
¡Vivan las mujeres!
Mujeres
¡Vivan los hombres!
Chinica
Para que sea
desde hoy lo que fue y será
desde que hubo machos y hembras.
Pereira
Pues todo sea regocijo,
aplausos, gozos y fiestas.
Polonia
Entre aquesos prisioneros
hay un autor de comedias,
que para pronto, festivo,
ofrece una nueva pieza
intitulada Los simples,
cantada entre nueve.
Figueras
Vengan
a cantarla.
Merino
Y entre tanto,
para dar fin a esta idea
más festiva que otras veces,
repitan voces y letra.
Todos y Merino
¡Viva el concurso
que nos alienta,
y todos suplan
las faltas nuestras!