La romanza
Apariencia
LA ROMANZA
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¡Oh romanza que gustas cantar, la frente adormecida y las alas plegadas, entre las hojas verdes agitadas a lo lejos sobre algún lago umbrío, tú has sido para mí un papagayo de vivos colores, un pájaro nmy familiar; tú me has enseñado a leer mi alfabeto, a balbucear todas mis primeras palabras, mientras que, niño de mirada sagaz, me hundia en huraños bosques.
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En estos últimos tiempos, el eterno Cóndor de los tiempos ha estremecido de tal modo mi cielo hasta en sus alturas, agrandando el tumulto producido por el pasaje y la huida de los años, y tengo tan obstinadamente los ojos fijos en el inquietante horizonte, que no me queda tiempo para mis dulces ocios.