Las cuitas de Werther/Prefacio
Las Cuitas de Werther es una de las primeras grandes obras de Goethe. Publicóse en 1774. Tenia Goethe entonces veinticinco años. Hallábase en plena agitación romántica: entusiasmo por la poesía y el arte popular, Ossian y la épica griega, las catedrales góticas—Estrasburgo—la naturaleza viva, los arranques espontáneos y sublimes del alma, el odio y el desprecio a lo acompasado, regulado y frío, la aspiración vehemente a expresar con vigor y arrebato sentimientos hondos y arrolladores. Es la época de la literatura alemana que se conoce con el nombre de «Sturm und Drang», palabras que significan tormenta y agitación», y expresan precisamente ese estado de ánimo desenfrenado, los impulsos de unos espíritus sensibles para quienes la suma verdad se halla en la suma espontaneidad.
A esta misma época pertenece el drama «Goetz von Berlinchingen», 1773.
Pero ya en el Werther se inician motivos característicos de otra fase del romanticismo, una actitud más abandonada, más melancólica y soñadora quizás, que activa y potente. Si en el drama de Goetz domina la tempestad de la acción, en cambio en el Werther intensificase la intimidad de la pasión doliente. La influencia que el Werther ha tenido en la literatura universal es extraordinaria. No precisa ponerla de manifiesto en concreto; además habria que citar a todos los poetas del romanticismo, desde Byron a Espronceda, pasando por Victor Hugo, Vigny, Lamartine.
Como todas las obras de Goethe, tiene el Werther un fondo autobiográfico, personal. En 1772 residió Goethe en Wetzlar y conoció alli a Kestuer, secretario de la Legación de Hannover. Era Kestuer un joven instruído, inteligente, probo y reflexivo. Goethe conoció también a la novia de Kestuer, llamada Carlota Buff, hija de un intendente de los bienes de la Orden teutónica, y se enamoró de ella. Falto de toda esperanza, y temeroso de si mismo, Goethe se marchó súbitamente sin despedirse de sus amigos. Pocas semanas después, Kestuer, en una carta a Goethe, le refirió la muerte de un amigo suyo que se había des cerrajado un tiro en la cabeza, por contrariedades amorosas. Con estos elementos externos componese el Werther; por dentro, con la sensibilidad exquisita de Goethe y sus intimos afanes.
La traducción que publicamos es la que, en 1835, dió a la estampa D. José Mor de Fuentes. A pesar de su estilo algo entonado, excesivamente conciso y casticista, tiene valor, porque ha sido hecha directamente del alemán, y porque su autor, hombre fino y sensible, ha sabido, en ocasiones, hallar la expresión justa y a la vez apasionada. La hemos revisado cuidadosamente y cotejado con el texto alemán. Algunas correcciones ha sido preciso introducir; muchas de ellas son rectificaciones de erratas y descuidos de la edición de 1835; otras son más importantes y remedia: verdaderos errores en la inteligencia del texto.