Libro de Buen Amor: 043

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Libro de Buen Amor de Arcipreste de Hita
Aquí dise de cómo fue fablar con doña Endrina el arçipreste

Aquí dise de cómo fue fablar con doña Endrina el arçipreste


¡Ay Dios, y quán fermosa viene doña Endrina por la plaça!
¡Qué talle, qué donayre, qué alto cuello de garça!
¡Qué cabellos, qué boquilla, qué color, que buenandança!
Con saetas de amor fiere quando los sus ojos alça.

Pero tal lugar non era para fablar en amores,
a mí luego me vinieron muchos miedos e temblores,
los mis pies e las mis manos non eran de sí señores,
perdí seso, perdí fuerza, mudáronse mis colores.

Unas palabras tenía pensadas para le desir,
el miedo de las compañas me fasíen al departir,
apenas me conosçía nin sabía por dó ir,
con mi voluntat mis dichos non se podían seguir.

Fablar con muger en plaça es cosa muy descobierta,
a veses mal perro anda tras mala puerta abierta,
bueno es jugar fermoso, echar alguna cobierta,
a do es lugar seguro es bien fablar cosa çierta.

Señora, la mi sobrina que en Toledo seía
se vos encomienda mucho, mil saludes vos envía:
si avies' lugar e tiempo por quanto de vos oía,
deseavos mucho ver, et conoçer vos querría.

Querían allá mis parientes casarme en esta saçón
con una donçella rica, fija de don Pepión,
a todos di por respuesta que la non quería, non,
de aquella sería mi cuerpo que tiene mi coraçón.»

Abajé más la palabra, díxel' que en juego fablava,
porque toda aquella gente de la plasa nos mirava,
desde vi que eran idos, que omen aí non fincava,
començel' desir mi quejura del amor que me afincava.

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Otro non sepa la fabla, d'esto fagamos,
do se çelan los amigos, son más fieles entramos.

En el mundo non es cosa que yo ame a par de vos,
tiempo es ya pasado de los años más de dos
que por vuestro amor me pena, ámovos más que a Dios.
Non oso poner persona que lo fable entre nos.

Con la grant pena que paso vengo a vos desir mi quexa.
Vuestro amor he d'esto que me afinca e me aquexa
non me tira, non me parte, non me suelta, non me dexa:
tanto me da la muerte, quanto más se me alexa.

Reçelo he que non me oídes esto que vos he fablado,
fablar muncho con el sordo es mal seso e mal recabdo
cret que vos amo tanto que non ey mayor cuydado
esto sobre todas cosas me traye más afincado.

Señora, yo non me trevo a desir vos más rasones
fasta que me respondades a estos pocos sermones,
Desitme vuestro talant, veremos los coraçones.»
Ella dixo: «Vuestros dichos non los preçio dos piñones.

Bien así engañan munchos a otras munchas Endrinas,
el ome tan engañoso así engaña a sus vesinas,
non cuydedes que só loca por oyr vuestras parlinas
buscat a quien engañedes con vuestras falsas espinas.»

Yo le dixe: «Ya, sañuda, anden fermosos trebejos,
son los dedos en las manos, pero non son todos parejos,
todos los omes non somos de unos fechos nin consejos,
la peña tiene blanco et prieto, pero todos son conejos.

A las vegadas lastan justos por pecadores,
a munchos empeesçen los agenos errores
fas' mal culpa de malo a buenos e a mejores,
deven tener la pena a los sus fasedores.

El yerro que otro fiso a mí non faga mal,
avet por bien que vos fable allí so aquel portal.
Non vos vean aquí todos los que andan por la cal,
aquí vos fablaré uno, allí vos fablaré ál.»

Paso a paso doñ' Endrina so el portal es entrada,
bien loçana e orgullosa, bien mansa e sosegada,
los ojos bayo por tierra en el poyo asentada,
yo torné en la mi fabla que tenía comenzada:

Escúcheme, señora, la vuestra cortesía,
un poquillo que vos diga la muerte mía:
cuydades que vos fablo en engaño et en folía,
e non sé qué me faga contra vuestra porfía.