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Mañanas de estío (III)

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época
MAÑANAS DE ESTIO


fragmentos.



EL OMBÚ.


Venga la blanda guitarra,
Venga, bien mío, y cantemos,
Que ya el Oriente de rojo
Tiñen del Sol los reflejos.

Venga, que en lomas y llanos
Rebrama el toro soberbio,
Y bajo altivos caballos
Retumba herido el potrero.

Naturaleza se anima
Y con sus voces sin cuento
Alzar mil himnos parece
De gratitud al Eterno.
 
Tambien sus alas veloces
Sacude ya el pensamiento,
Cuando en redor le circunda
Tocando al paso en su vuelo.

En el ombú solitario,
Que es de la loma ornamento,
Al fin detiénese en presa
A siempre ingratos recuerdos.
 
Y de sus hojas marchitas,
Que mecen raudos los vientos,
Gotas de leve rocío
Mira caer en el suelo.
 
Cual se desprenden veloces,
Del desengaño al aliento,
Las ilusiones queridas
Que abriga el hombre en el pecho.

Bajo tu sombra apacible
Nacieron, arbol mis sueños,
Como la niebla fugaces,
Como...............

Junto a tu tronco el gancho
Pasa las tardes de Enero

Viendo cruzar blancas nubes
Por el azul firmamento.

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EL SAUCE.


Verde Sauce, que en Estío,
Junto al rio
De purísimo cristal,
Regalada sombra ofreces
Si te meces
De los vientos al pasar.

Hubo un tiempo en que a tu lado,
Reclinado
Sobre el musgo desigual,
Desechaba yo mis penas,
Como arenas
De sí arroja el hondo mar.
 
Y los cantos de las aves
Siempre suaves,
Y el aroma de la flor

Derramaban en el alma
Dulce calma,
¡Dulce calma que pasó!
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