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Marta Gruni: 04

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Cuadro tercero

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La decoración del 1º. Es de noche. Frente a los cuartos de los Gruni una mesa con botellas de vino y copas. El Ciego toca una pieza que bailan Stéfano con la vecina 2ª y Marcos con el Carrero. Fidela, sentada lejos, sigue con la vista los movimientos de Stéfano. El Canastero sentado junto a su puerta. La Gruni duerme en una silla. Gruni, borracho, bebe con el marido de la vecina 2ª. Junto a la puerta de éstos los dos pilletes duermen sentados uno sobre el otro, apoyando las espaldas en la pared. Antes de terminar el baile, Marta obliga a su madre a levantarse y la conduce adentro. La Gruni vase rezongando.


GRUNI.- (Alzándose a duras penas.) ¡Ché, Stéfano!... Préstame la compañera... Puede ser que me acuerde.

MARCOS.- (Sin dejar de bailar.) Usted ya no puede ¡Además hay mucha marejada!

GRUNI.- ¡Eh!... ¡Si nunca hubiera estado a bordo!... ¡Dejame un poco!... (Sigue a la pareja tambaleándose.)

MARCOS.- ¡Eh, no estorbe!... (Se lo llevan por delante. El viejo vacila y está a punto de caer.)

GRUNI.- (Con alguna serenidad.) ¡Ché, Marcos!... ¡Eso no; eso no se hace conmigo!...

MARCOS.- ¡No es nada! A cada uno su turno. Cuando yo estoy tan borracho, ustedes me hacen burla. ¡Váyase a dormir que será mejor!

M. GRUNI.- (Que ha aparecido un momento antes.) Sí, papá. ¡Venga... venga!...

GRUNI.- Dejame. ¡Yo puedo sostenerme!... Dejame... ¡Voy a tomar el último vaso de vino!... ¡El último!... (Marta lo lleva a la mesa y le da vino.) ¡Ché, Marcos!... ¡A tu salud!... (Bebe.) Estoy contento porque hoy, a pesar de ser tu santo no te has emborrachado del todo. ¡Estoy contento, Marcos!... ¡Vení, vení!... Tomá conmigo otro vaso.. Muchacha, serví para dos. (Ceca la música, Marcos se acerca y beben).

MARCOS.- ¡Bueno, váyase a dormir, viejo!

GRUNI.- Sí, me voy. ¡Buenas noches, señores y que descansen! (Marta lo lleva.)

VECINO.- (Asomándose a su puerta.) ¡Margarita!... ¡Margarita!... ¿Qué haces ahí? ¿Pensás pasar la noche de fandango?

VECINA 2ª.- ¡Voy en seguida!

MARCOS.- No se apure tanto, vecino. ¡Es temprano todavía!

VECINO.- ¡Temprano para los que no tienen que trabajar!... (A la mujer.) ¡Mira, no esperés que vaya a buscarte! ¡Ya lo sabés!

MARCOS.- No se vaya. Tomaremos otra copa. (Sirve a todos menos a Fidela.)

VECINA 1ª.- No; a mí marido no le sirva más. Ha tomado bastante.

MARCOS.- ¡A la salud!

TODOS.- ¡Salud!

STÉFANO.- (Le da una copa a Fidela.) ¡Bebé vos también!

FIDELA.- (Con mucha alegría.) ¡Oh, muchas gracias, señor Stéfano! ¡Muchas gracias! (Bebe y le da la copa.) Quiero hablar con usted. Lo espero luego.

STÉFANO.- (Seco.) ¡No! (Fidela vuelve a sentarse triste.)

VECINA 2ª.- (Viendo a Marta.) ¡Y vos, Marta, habías prometido cantar!

VECINA 1ª.- ¡Sí; tiene que cantar!

M. GRUNI.- No canto; no puedo cantar.

MARCOS.- Nada has querido hacer por mí, Marta, en este día. ¡Ahora yo te mando que cantés, te lo mando!

VECINAS.- ¡Sí, cantá, cantá!

M. GRUNI.- ¡No sé que voy a cantar!

Canastero.- Sí, Marta. Dales ese gusto. ¡Cantá lo que estabas cantando esta mañana!

M. GRUNI.- ¿Le gusta? Entonces voy a cantarla.

EL CIEGO.- ¿En qué tono es el acompañamiento?

M. GRUNI.- No se moleste. Cantaré sola. (Música. Al llegar a las frases finales se abre la ventana alta iluminada y se oye la canción del amante. Marta se interrumpe.)

MARCOS.- ¿Qué te pasa?

M. GRUNI.- La garganta. ¡No puedo seguir!

MARCOS.- (A la ventana.) ¿Por qué no bajás a cantar aquí, monigote?... (Pausa.)

VOZ.- (Dentro.) ¡Hagan el favor de dejar dormir a la gente! ¡Caramba con los vecinos!

VECINA 2ª.- Tiene razón. Es muy tarde ya. ¡Buenas noches, vecinos! (Vase cantando, «Soy cubanita, soy»)

VECINA 1ª.- (Alzando al marido.) ¡Arriba, hombre!... ¡A la cama! ¡Buenas noches, vecinos! (Mutis. El Carrero se despide y se va. La vecina 1ª deja a su marido adentro y sale. A los chicos.) ¡Eh!... ¡Arriba, mocosos!... ¡Vamos! ¡A dormir adentro! (Los zamarrea y los lleva.)

CANASTERO.- ¡Descansar, señores! (Mutis.)

MARCOS.- (Que ha estado bebiendo.) ¡Marta! ¡Tráeme mi sombrero!

M. GRUNI.- ¡Cómo! ¿Te vas?

MARCOS.- Sí, me voy. No vendré a dormir esta noche. (Marta va y vuelve con el sombrero.) Buenas noches.

M. GRUNI.- Hasta mañana, Marcos.

STÉFANO.- ¡Buenas noches, Marta! (Marta no contesta. Los ve salir. Recoge los vasos y botellas y apaga da luz. Una vez obscuro se abre y se cierra la ventana alta dos o tres veces. Marta entra y vuelve a salir subiendo cautelosamente la escalera. Marcos y Stéfano aparecen observando los movimientos de Marta. Cuando ésta ha llegado a la pequeña azotea, Marcos sube y la toma de la cintura; ella da un grito.)

MARCOS.- ¡Callate!

M. GRUNI.- ¡Marcos! (Se abre la ventana y aparece el amante en auxilio de Marta.)

MARCOS.- ¿Eras vos, monigote?. ¡Ya verás!

M. GRUNI.- (Deteniéndolo.) ¡No, Marcos, no! ¡Vos Marcos, no! ¡Vos cerrá!... ¡Cerrá, por favor!...

MARCOS.- (Se trepa al cajón o a la silla y se traba en lucha con el amante.)

M. GRUNI.- ¡Socorro! ¡Socorro! (Marcos da una puñalada al amante que cae hacia adentro.) ¡Asesino! ¡Asesino!... ¡A mi hombre!... ¡Matar a mi hombre!... ¡No te escaparás!... (Lo aferra rabiosamente.) ¡No! ¡Socorro!... ¡Vecinos!

MARCOS.- ¡Callate!... (Tira el cuchillo al patio.)

M. GRUNI. - ¡Soco...!

MARCOS.- (Le tapa la boca.) ¡Callate o te mato! (Desciende la escalera con Marta casi a peso. Una vez en el patio, la arroja con violencia al suelo y entra a su cuarto precipitadamente.)

M. GRUNI.- ¡Mi hombre!... ¡Mí amor!... (Marcos reaparece poniéndose otro saco y huye. Los vecinos asoman a medio vestir.) ¡Mi hombre! ¡Mi hombre!... (Da un grito horrible al encontrarse con el cuchillo ensangrentado, lo toma y corre detrás de Marcos.) ¡Asesino!... ¡Asesino!... (Los vecinos corren en pos. Pausa. Reaparecen con Marta.)

UNO.- ¿Qué has hecho, Marta?... ¡Has matado a tu hermano!...

M. GRUNI.- ¡Él mató a mi hombre y no tenía derecho!


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