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Memorias e impresiones de un viaje a Inglaterra y Escocia:Prólogo

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época


PROLOGO.




Hace algunos años que los viajes eran tan raros y tan difíciles, que solo se emprendían por un negocio muy importante ó por una necesidad imprescindible. El que se ponia en camino hacia su testamento, arreglaba su conciencia y se despedía de su familia y amigos, cómo si fuese el ultimo momento de la vida.

Hoy que los adelantos de la navegacion, la aplicacion del vapor y la multiplicidad de las comunicaciones han reducido las distancias y han puesto en frecuente comunicacion los pueblos mas remotos de la tierra, los viajes se hacen no solo por negocios, sino por placer, por instruccion, por mejorar la salud; por todo, en fin, pues basta el mas frívolo pretesto para decidirse á pasar como un sueño treinta dias en un vapor, y despertar en el mundo antiguo, tan lleno de encantos, de recuerdos, de poesía y de ilusiones.

Multitud de mexicanos de todas edades y condiciones van á Europa en la época presente, recorren las principales capitales y regresan á su casa para disponerse quizá á otro segundo ó tercer viaje; sin embargo, desde que escribió y publicó D. Lorenzo Zavala su viaje á los Estados-Unidos, no recuerdo que haya salido alguna otra obra de ese género, con escepcion del folleto del Sr. Don Luis de la Rosa, en que refiere su viaje de México Washington. Esta circunstancia me ha decidido á reunir y ordenar los apuntes que hice durante mi residencia en Europa y á publicarlos sin pretensión de ninguna especie, confiado sí, en la indulgencia con que mis compatriotas han acogido mis producciones, desde el momento en que por una pasión que no me ha sido posible vencer, comencé á escribir en algunos de los periódicos literarios de esta capital.

La casualidad quiso que fuese yo á Europa en la época en que ha tenido mas vida y mas animación. No hay estrangero ilustrado de los qué visitó á Londres que no haya escrito algo de la Esposicion; y franceses, españoles, italianos, alemanes, y turcos, todos han regresado á su país á referir de palabra ó por escrito lo que vieron, lo que observaron y lo que aprendieron.

Pues que un mexicano se encontró en esa gran festividad del comercio y de la industria de todos los pueblos civilizados del mundo, ese mexicano tiene necesidad de contar á sus amigos y á sus paisanos lo que vio desde que pisó las playas mágicas de la tierra antigua, como los peregrinos dejaban el báculo y el sombrero y se sentaban junto al fuego en algún castillo gótico á referir sus trabajos y sus aventuras.

Los que no han viajado, quizá encontraran algo que les divierta y que escite su curiosidad, y los que han recorrido las mismas ciudades que yo, gozarán al recordar sus peligros y sus alegrías, de ese placer melancólico que dejan en pos de sí los viages para todo el resto de la vida.