Montesina era la garça

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Montesina era la garça
de Juan del Encina
VILLANCICO

Montesina era la garça
y de muy alto bolar:
no hay quien la pueda tomar.

Mi cuidoso pensamiento 
ha seguido su guarida,
mas cuanto más es seguida 
tiene más defendimiento. 
De seguirla soy contento
por de su vista gozar:
no hay quien la pueda tomar.

Otros muchos la han seguido 
pensando poder tomalla,
y quien más cerca se halla 
tiene más puesto en olvido. 
Harto paga lo servido
en sólo querer mirar:
no hay quien la pueda tomar.

Nunca vi tanta lindeza 
ni ave de tal criança,
mas a quien tiene esperança 
muéstrale mucha esquiveza. 
Puede bien con su belleza 
todo el mundo cativar:
no hay quien la pueda tomar.

Tiene tan gran hermosura 
y es tan noble y virtuosa 
que en presencia nadie osa
descubrirle su tristura. 
Es de dichosa ventura 
el que sirve en tal lugar:
no hay quien la pueda tomar.

El que más sigue su buelo 
le parece muy más bella; 
por sólo gozar de vella
el trabajo le es consuelo.
Su mirar pone recelo
porque calle el dessear:
no hay quien la pueda tomar.

Si la sigo por halago 
no me cree mi desseo; 
si por mal perdidos veo 
los servicios que le hago 
quiérole pedir en pago 
me dexe suyo llamar.
No hay quien la pueda tomar.

Y pues de tan alta suerte 
le hizo Dios en estremo,
de ningún peligro temo
si es contenta con mi muerte. 
Puede con su fuerça fuerte 
ligeramente matar:
no hay quien la pueda tomar.

No quiero sino fatiga; 
soy contento ser penado 
pues que quiere mi cuidado 
que sin descanso la siga, 
y que pene y no lo diga, 
pues es vitoria penar.
No hay quien la pueda tomar.

Fin 

Assí que por muy dichoso 
me siento por la servir, 
aunque sienta mi bivir 
trabajo muy trabajoso. 
Quiero vida sin reposo 
por huir de la enojar.
No hay quien la pueda tomar.

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