Montesina era la garça
Apariencia
- VILLANCICO
Montesina era la garça y de muy alto bolar: no hay quien la pueda tomar. Mi cuidoso pensamiento ha seguido su guarida, mas cuanto más es seguida tiene más defendimiento. De seguirla soy contento por de su vista gozar: no hay quien la pueda tomar. Otros muchos la han seguido pensando poder tomalla, y quien más cerca se halla tiene más puesto en olvido. Harto paga lo servido en sólo querer mirar: no hay quien la pueda tomar. Nunca vi tanta lindeza ni ave de tal criança, mas a quien tiene esperança muéstrale mucha esquiveza. Puede bien con su belleza todo el mundo cativar: no hay quien la pueda tomar. Tiene tan gran hermosura y es tan noble y virtuosa que en presencia nadie osa descubrirle su tristura. Es de dichosa ventura el que sirve en tal lugar: no hay quien la pueda tomar. El que más sigue su buelo le parece muy más bella; por sólo gozar de vella el trabajo le es consuelo. Su mirar pone recelo porque calle el dessear: no hay quien la pueda tomar. Si la sigo por halago no me cree mi desseo; si por mal perdidos veo los servicios que le hago quiérole pedir en pago me dexe suyo llamar. No hay quien la pueda tomar. Y pues de tan alta suerte le hizo Dios en estremo, de ningún peligro temo si es contenta con mi muerte. Puede con su fuerça fuerte ligeramente matar: no hay quien la pueda tomar. No quiero sino fatiga; soy contento ser penado pues que quiere mi cuidado que sin descanso la siga, y que pene y no lo diga, pues es vitoria penar. No hay quien la pueda tomar. Fin Assí que por muy dichoso me siento por la servir, aunque sienta mi bivir trabajo muy trabajoso. Quiero vida sin reposo por huir de la enojar. No hay quien la pueda tomar.
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