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Nuestros hijos: 15

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Escena XV

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SR. DÍAZ.-(Aparece por la lateral, recoge los diarios que ha olvidado y al volver la vista, advierte a Mecha y corre en su auxilio.) ¡Hija! ¡Hijita mía! (La alza con esfuerzo, la conduce a un diván y le afloja las ropas monologando ternuras del caso. Viendo que no vuelve en sí, corre al timbre y llama.)

SR. DÍAZ. -(A la criada.) ¡Agua... sales... cualquier cosa! Corra usted que la niña está mal!

CRIADA. -¡Ay, Dios mío! (Mutis para volver en seguida con un frasco de sales.)

SR. DÍAZ. -Hable por teléfono al médico y si no está llame a la asistencia. Que vengan en seguida. (Mutis de la criada. Mecha reacciona lentamente.)

MECHA. -¡Oh! ¡Papá! ¡Papacito!

SR. DÍAZ. -¿Se siente mejor?

MECHA. -¡Oh, sí!... (Lo abraza sollozando.)

SR. DÍAZ. -Llore. Eso alivia.

MECHA. -Sí. ¡Alivia! ¡Alivia!... (Una pausa.)

SR. DÍAZ. -¿Y cómo fue eso, hijita?...

MECHA. -¡Oh! ¡Es una vida que protesta, que clama por la verdad! (Arranca con violencia los broches del vestido.) ¡Así!... ¡Así!... ¡Gloria mía!...

SR. DÍAZ. -¿Qué quieres decir?

MECHA. -Tu nos defenderás, ¿verdad?... A los dos...

SR. DÍAZ. -¡Oh! ¡Pobrecita!... ¡Pobrecita!... Sí... sí... Los defenderé... (Muy conmovido.) Tu hijo tendrá madre... y tendrá... ¡un abuelo!...


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