Origen de las especies por medio de la selección natural/Bosquejo histórico

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Origen de las especies por medio de la selección natural
ó la conservación de las razas favorecidas en la lucha por la existencia (1877) de Charles Darwin
traducción de Enrique Godinez
Bosquejo histórico

BOSQUEJO HISTÓRICO

DEL
PROGRESO DE LA OPINION SOBRE EL ORIGEN DE LAS ESPECIES
ANTES DE PUBLICARSE LA PRIMERA EDICION DE ESTA OBRA.


Daré aquí una idea muy breve del progreso que ha hecho la opinion sobre el orígen de las especies. Hasta hace muy poco tiempo la gran mayoría de los naturalistas creia que las especies eran producciones inmutables y que habian sido creadas con independencia las unas de las otras. Han sostenido muchos autores hábilmente esta opinion. Unos pocos naturalistas, por otra parte, han creido que las especies pasan por modificaciones y que las formas existentes de vida son descendientes por una verdadera generacion de formas que existieron ántes. No fijándose en las alusiones al asunto, halladas en los autores clásicos [1], el primer autor que en los tiempos modernos la ha tratado con un espíritu científico fué Buffon. Mas como sus opiniones tuvieron fluctuaciones grandes en diferentes períodos, y como no entra en las causas ó medios de transformarse las especies, no necesito yo detenerme aquí en detalles sobre lo que á él se refiere.

Lamarck fué el primero cuyas conclusiones en este punto excitaron mucho la atencion. Este naturalista, justamente célebre, publicó por primera vez sus opiniones en 1801; las amplió mucho en 1809 en su Philosophie Zoologique, y despues, en 1815, en la introduccion á su Hist. Nat. des animaux sans vertébres. Sostiene en estas obras la doctrina de que todas las especies, incluso el hombre, se derivan de otras especies. Hizo primero el eminente servicio de llamar la atencion hácia la probabilidad de que todo cambio en el mundo orgánico, lo mismo que en el inorgánico, fuera el resultado de una ley y no de una intervencion milagrosa. Lamarck parece haber sido llevado á su opinion sobre el cambio gradual de las especies, principalmente por la dificultad de distinguir especies de variedades, por la casi perfecta graduacion de formas en ciertos grupos y por la analogía de las producciones domésticas. Con respecto á los medios de modificacion atribuia él alguna parte tambien á la accion directa de las condiciones físicas de la vida, algo tambien al cruzamiento de formas ya existentes y mucho al uso y desuso, esto es, á los efectos del hábito. A esta última influencia parece atribuir todas las hermosas adaptaciones de la naturaleza; como el largo cuello de la girafa para tomar su alimento de las ramas de los árboles. Pero tambien creia en la ley del desarrollo progresivo: y como todas las formas de la vida tienden al progreso, para explicar la existencia en los dias presentes de producciones simples, mantiene que éstas son generadas espontáneamente [2].

Geoffroy Saint-Hilaire, como se dice en su Vida escrita por su hijo, sospechó ya en 1795 que lo que llamamos especies son degeneraciones variadas del mismo tipo. Hasta 1828 no publicó su conviccion de que las mismas formas no se han perpetuado desde el orígen de todas las cosas. Geoffroy parece haber fundado principalmente en las condiciones de la vida, ó monde ambiante la causa del cambio. Era precavido para sacar conclusiones y no creia que las especies existentes estén ahora pasando por modificaciones; y, como su hijo añade: «C'est, donc un probleme á reserver entierement à l'avenir, supposé meme que l'avenir doive avoir prise sur lui.» Problema es, pues, reservado enteramente al porvenir, si es que áun en el porvenir llega á ser resuelto.

En 1813, el Dr. W. C. Wells leyó en la Royal Society «Una relacion de una mujer blanca, parte de cuya piel se asemeja á la de un negro;» pero no se publicó esta memoria hasta que aparecieron en 1818 sus dos famosos ensayos sobre el rocío y sobre la vision simple. En éstos reconoce distintamente el principio de la seleccion natural y es la primera vez que se ha indicado tal reconocimiento; pero la aplica sólo á las razas humanas y á ciertos caracteres de éstas únicamente. Despues de observar que los negros y mulatos gozan de una inmunidad para ciertas enfermedades tropicales, observa primero, que los animales tienden á variar en alguna proporcion, y despues, que los agricultores mejoran por la seleccion sus animales domésticos: y así, añade, lo que el arte hace en este último caso, parece hacerlo con igual eficacia, aunque con más lentitud, la naturaleza en la formacion de las variedades de la humanidad, propias para el país que habitan. Do las variedades accidentales del hombre que ocurririan entre los primeros pocos y esparcidos habitantes de las regiones medias del Africa, alguna sería más idónea que las otras para sufrir las enfermedades del país. Esta raza se multiplicaria por consiguiente, mientras que las otras decrecerian, no solamento por no poder sostener los ataques de la enfermedad, sino tambien por su incapacidad para contender con sus más vigorosos vecinos. El color de esta raza vigorosa, doy por sentado, por lo que ya se ha dicho, que seria oscuro. Pero existiendo aún la misma disposicion á formar variedades, ocurriria con el tiempo una raza cada vez más oscura; y como la que más lo fuera, seria la más á propósito para el clima, al fin llegaria á prevalecer entre las demas—si no era la única que quedara—en aquel país particular en el que habia tenido orígen. Extiende despues estas mismas consideraciones á los habitantes blancos del clima más frio. Debo á Mr. Rowley, de los Estados-Unidos, el haber llamado mi atencion por medio de Mr. Brace, al pasaje suprascrito de la obra del Dr. Wells.

El honorable y reverendo W. Herbert, que fué despues decano de Manchester, en el cuarto tomo de las Horticullural Transactions, 1822, y en su obra sobre las Amaryllidaceæ (1837, pág. 19, 339) declara que «los experimentos de la horticultura han establecido de una manera irrefutable que las especies botánicas son solamente una clase más elevada y más permanente de variedades.» Hace extensiva la misma opinion á los animales. Cree Herbert que fueron creadas especies simples de cada género en una condicion altamente plástica al principio, y que estas han producido todas nuestras especies existentes, principalmente por intercruzamientos, pero tambien por variaciones.

En 1826, el profesor Grant, en el último párrafo de su bien conocido artículo sobre la Spongilla, (Edmburgh Philosophical Journal, vol. XIV, p. 283), declara con franqueza su creencia de que las especies son descendientes de otras especies, y que llegan á mejorarse en el curso de la modificacion. Esta misma opinion dió en su Lectura 55.ª publicada en el Lancet en 1834.

En 1831, Mr. Patrick Matthew publicó su obra sobre Naval Timber and arboriculture, en la cual da precisamente la misma opinion sobre el orígen de las especies, que la expuesta por Mr. Wallace y por mí, en el Linnean Journal, á la que aludiré ahora y que es la ampliada en este volúmen. Desgraciadamente esta opinion fué dada por Mr. Matthew con mucha brevedad en pasajes esparcidos de un apéndice á una obra sobre otra materia; de modo que pasó desapercibida hasta que el mismo Mr. Matthew llamó la atencion hácia ella en la Gardener's Chronicle de 7 de Abril de 1860. No tienen mucha importancia las diferencias entre la opinion de Mr. Matthew y la mia; parece que él considera que el mundo estuvo casi despoblado en períodos sucesivos, y luego repoblado; y admito como una alternativa, que puedan ser generadas nuevas formas «sin la presencia de molde ó gérmen de agregados anteriores.» No tengo yo la seguridad de entender algunos pasajes; pero, segun parece, atribuye mucha influencia á la accion directa de las condiciones de vida. Claramente veia, sin embargo, la fuerza completa del principio de seleccion natural.

El celebre geólogo y naturalista Von Buch, en su excelente Description Physique des Isles Canaries (1836, pág. 147) expresa claramente su creencia de que las variedades paulatinamente se cambian en especies permanentes, que dejan de ser capaces de cruzamientos entre sí.

Rafinesque, en su New Flora of North America, publicada en 1836, escribia lo que sigue (pág. 6): «Todas las especies pudieron ser variedades en un tiempo, y muchas variedades se van haciendo gradualmente especies, asumiendo caracteres constantes y peculiares,» y más adelante añade (pág. 18): «excepto los tipos ó antecesores primitivos del género.»

El profesor Haldeman (Boston Journal of Nat. Hist. U. States, vol. IV, pág. 468; 1843-44) ha dado hábilmente los argumentos en pró y en contra de la hipótesis del desarrollo y modificacion de las especies: parece inclinarse al lado del cambio.

Los Vestiges of Creation, aparecieron en 1844. En la décima edicion, notablemente mejorada (1853), dice el anónimo autor (pág. 155): «La proposicion á que se ha llegado despues de larga consideracion es, que las diversas series de séres animados, desde el más simple y más antiguo hasta el más elevado y más reciente, son, por providencia de Dios, resultados: primero, de un impulso dado á las formas de vida que las avanza en tiempos definidos por generacion, a través de grados de organizacion que terminan en los más elevados dicotiledoneos y vertebrados, siendo los dichos grados pocos en número, y estando generalmente marcados por intervalos de carácter orgánico, que son para nosotros una dificultad práctica al tratar de averiguar ciertas afinidades; segundo, de otro impulso en conexion con las fuerzas vitales que tiende en el curso de las generaciones, á modificar las estructuras orgánicas segun circunstancias externas, tales como el alimento, la naturaleza de la habitacion y las influencias meteóricas, siendo estos agentes las adaptaciones del teólogo natural.» El autor, segun parece, cree que la organizacion progresa por saltos bruscos y repentinos, pero que los efectos producidos por las condiciones de vida son generales. Sostiene con mucha fuerza por razones generales que las especies no son producciones inmutables. Pero no se me alcanza cómo los dos supuestos impulsos expliquen en un sentido científico las numerosas y bellas coadaptaciones que vemos en toda la naturaleza; no puedo ver que por esta teoría podamos comprender como, por ejemplo, un picamaderos ha llegado a adaptarse a sus peculiares hábitos de vida. La obra, por su poderoso y brillante estilo, aunque despliega en sus primeras ediciones poco conocimiento exacto y una gran falta de precaucion científica, tuvo inmediatamente una extendidísima circulacion. En mi opinion, ha prestado un excelente servicio en este país, por llamar la atencion sobre este punto, removiendo las preocupaciones y preparando así el terreno para la recepcion de las opiniones análogas.

En 1846 el veterano geólogo M. J. D'Omalius D'Halloy, publicó en un artículo excelente, aunque de cortas dimensiones (Bulletins de l'Acad. Roy. Bruxelles, tom, XIII, pág. 581), su opinion de que es más probable que hayan sido producidas nuevas especies por descendencia con modificacion, que no que hayan sido separadamente creadas: el autor promulgó por primera vez esta opinion en 1831.

El profesor Owen en 1849, Nature of Limbs, p. 86, escribia lo que sigue:

«La idea arquetipo se manifestó sobre este planeta en la carne bajo diversas modificaciones, mucho ántes de la existencia de las especies animales que en la actualidad la representan. A qué leyes naturales ó causas, la ordenada sucesion y progresion de tales fenómenos orgánicos puedan ser sometidas, esto es lo que todavía ignoramos.» En un discurso en la Asociacion británica en 1858 habla (p. 51) «del axioma de la contínua operacion del poder creador ó del ordenado venir á ser de las cosas vivientes.» Mas adelante (página XC), despues de referirse á la distribucion geográfica, añade: «Estos fenómenos hacen vacilar nuestra confianza en la conclusion de que el aptérix de la Nueva Zelandia y la gallina silvestre roja de Inglaterra fueran distintas creaciones en aquellas islas y para aquellas islas respectivamente.» Debe «tambien recordarse siempre que el zoólogo entiende por la palabra creacion un proceso que no conoce lo que es.» Amplifica esta idea añadiendo que cuando casos como el de la gallina silvestre roja son «enumerados por el zoólogo como prueba de creacion distinta del pájaro en esas islas y para ellas, expresa principalmente que no sabe cómo la gallina silvestre roja llegó allí, y allí exclusivamente: significando tambien por este modo de expresar su ignorancia, la creencia de que tanto el pájaro como las islas debieron su orígen á una gran causa creadora primera.» Si interpretamos estas sentencias comprendidas en el mismo discurso, la una por la otra, parece que este eminente filósofo sintió en 1858 quebrantarse su confianza en que el aptérix y la gallina silvestre roja aparecieran primero en sus respectivos lugares, no sabia él cómo, por un procedimiento que no conocia cómo era.

Fué pronunciado este discurso despues de haber sido leidos en la Linnean Society por Mr. Wallace y por mí los trabajos sobre el orígen de las especies, á que he de referirme ahora. Cuando se publicó la primera edicion de esta obra, estaba yo tan completamente engañado, con tantos otros, por expresiones como «la operacion contínua de la facultad creadora,» que incluí al profesor Owen con otros paleontólogos entre los firmemente convencidos de la inmutabilidad de las especies; pero aparece, Anat. of. vertebrates, vol. III, p. 796, que era esto un error garrafal de mi parte. En la última edicion de esta obra inferí, y la inferencia todavía me parece perfectamente justa, de un pasaje que empieza con las palabras «sin duda la forma tipo, etc.,» Anat. of. Vertebrates, vol. I, p. 35, que el profesor Owen admitia que la seleccion natural puede haber hecho algo en la formacion de especies nuevas; pero esto, segun parece, Anat. of. Vertebrates, vol. III. p. 798, es inexacto y sin pruebas. Tambien dí algunos extractos de una correspondencia entre el profesor Owen y el Director de la London Review, de la cual aparecia claro para esto último lo mismo que para mí, que el profesor Owen pretendia haber promulgado ántes que yo la teoría de la seleccion natural. Expresé mi sorpresa y satisfaccion por esta noticia; pero en cuanto es posible entender ciertos pasajes recientemente publicados, Anat. of. Vertebrates, vol. III, p. 798, en parto ó en todo he vuelto á caer en el error de nuevo. Es para mí un consuelo no ser yo sólo el que encuentra los escritos de controversia del profesor Owen difíciles de entender y de compaginar unos con otros. En cuanto á lo que concierne á la mera enunciacion del principio de seleccion natural, es por completo indiferente que el profesor Owen se me haya adelantado ó nó, porque ambos, segun se muestra en este bosquejo histórico, fuimos precedidos hace mucho tiempo por el doctor Wells y por Mr. Matthew.

M. Isidore Geoffroy Saint-Hilaire, en las Conferencias que dió en 1850 (cuyo resúmen apareció en la Revue et Mag. de Zoologie de Enero de 1851), da brevemente sus razones para creer que hay caracteres específicos, fijos para cada especie, en tanto que ella se perpetúa en medio de las mismas circunstancias; los cuales se modifican, cuando cambian las circunstancias ambientes.» «En resúmen, la observacion de los animales salvajes demuestra ya la variabilidad limitada de las especies. Las experiencias sobre los animales salvajes que se han hecho domésticos, y sobre los animales domésticos que se han vuelto otra vez salvajes, la demuestran más claramente todavía. Estas mismas experiencias prueban ademas que las diferencias producidas pueden ser de valor genérico.» En su Hist. Nat. Générale (tom. II, p. 430, 1859), amplia conclusiones análogas.

Segun una circular dada á luz últimamente, parece que el Dr. Freke en 1851 (Dublin Medical Press, p. 322), emitió la doctrina de que todos los séres orgánicos han descendido de una forma primordial. Sus bases de creencia y la manera de tratar el asunto son en un todo diferentes de las mias; pero como el doctor Freke ha publicado en 1861 su ensayo sobre El orígen de las especies por medio de la afinidad orgánica, seria de mi parte supérfluo la difícil tentativa de dar una idea de sus opiniones.

Mr. Herbert Spencer en un ensayo (publicado primeramente en el Leader en Marzo de 1856 y reproducido en sus Essays en 1858) ha contrastado ó puesto en oposicion con notable habilidad y fuerza las teorías de la creacion y del desenvolvimiento de los séres orgánicos. Arguye con la analogía de las producciones domésticas, con los cambios que sufren los embriones de muchas especies, con la dificultad de distinguir las especies de las variedades y con el principio de graduacion general, que las especies han sido modificadas y atribuye la modificacion al cambio de circunstancias. El autor ha tratado tambien (1855) de la psicología por el principio necesario de la adquisicion por gradacion de todo poder y capacidad mental.

En 1852 M. Naudin, distinguido botánico, manifestaba expresamente en un trabajo admirable sobre el orígen de las especies (Revue Horticole, pág. 102 reproducido en parte despues en los Nouvelles Archives du Museum, tom. I, pág. 171) su creencia en que las especies se forman de un modo análogo al de las variedades por el cultivo, y atribuye este último procedimiento al poder de seleccion del hombre. Pero no enseña cómo obra la seleccion en la naturaleza. Cree, como Mr. Herbert, que las especies en su nacimiento eran más plásticas que en la actualidad. Da mucho peso á lo que él llama el principio de finalidad «potencia misteriosa, indeterminada, fatalidad para los unos; para los otros, voluntad providencial cuya incesante accion sobre los séres vivos determina en todas las épocas de la existencia del mundo, la forma, el volúmen y la duracion de cada uno de ellos en razon de su destino en el órden de cosas de que forma parte. Esta potencia es la que armoniza á cada miembro con el conjunto, apropiándolo á la funcion que debe de llenar en el organismo general de la naturaleza, funcion que es para él su razon de ser» [3].

En 1853 un distinguido geólogo, el conde Keyserling, (Bulletin de la Soc. Geolog, segunda serie, tom. X, pág. 357) sugirió que así como las nuevas enfermedades, cuya causa se supone ser algun miasma, han nacido y se han extendido por el mundo, así tambien en ciertos períodos los gérmenes de especies existentes pueden haber sido afectados químicamente por moléculas circum-ambientes de una naturaleza particular y haber dado de este modo lugar á nuevas formas.

En el mismo año de 1853 el Dr. Schaaffhausen publicó un excelente folleto (Verhandl des naturhist. Vereins der Preuss. Rheinlande, etc.) en el cual sostiene el desenvolvimiento progresivo de las formas orgánicas sobre la tierra. Infiere que muchas especies se han conservado verdaderas durante largos períodos, mientras que unas pocas se han modificado. Explica la distincion de las especies por la destruccion de las formas graduales intermedias. «Así las plantas y los animales que viven no están separados de los que se extinguieron por nuevas creaciones, sino tienen que ser considerados como descendientes suyos á través de continuada reproduccion.»

Un botánico francés muy conocido, M. Lecoq, escribe en 1854 (Etudes sur Geographic botanique, tom. I, pág. 250): «Se ve que nuestras investigaciones sobre la fijeza ó variacion de la especie nos conducen directamente á las ideas emitidas por dos hombres justamente célebres: Geoffroy Saint-Hilaire y Goethe.» Algunos otros pasajes esparcidos en la extensa obra de M. Lecoq, hacen un tanto dudoso hasta qué punto extiende sus opiniones sobre la modificacion de las especies.

La «filosofía de la creacion» ha sido tratada magistralmente por el Rev. Baden Powell en sus Essays on the Unity of Worlds (1855). Nada más extraordinario que la manera de que demuestra que la introduccion de especies nuevas es «un fenómeno regular y no casual» ó como sir John Herschel se expresa «un procedimiento natural en oposicion (contradistinction) á otro milagroso.»

El tercer volúmen del Journal of the Linnean Society, Julio 1858, contiene artículos leidos por Mr. Wallace y por mí, en los cuales, como se manifiesta en las observaciones de introduccion á este volúmen, la teoría de la seleccion natural es promulgada por Mr. Wallace con admirable fuerza y claridad.

Von Baer, por quien todos los zoólogos sienten respeto tan profundo, expresaba hácia 1859 (véase Prof. Rudolph Wagner, Zoologisch-Anthropologische Untersuchungen, p. 51, 1861) su conviccion, principalmente fundada en las leyes de la distribucion geográfica, de que las formas, hoy perfectamente distintas, han descendido de una sola forma madre.

En Junio de 1859 dió el profesor Huxley una lectura ante la Institucion Real acerca de los «tipos persistentes de la vida animal.» Refiriéndose á casos semejantes, observa: «Es difícil comprender el significado de hechos tales si suponemos que cada especie de animal y planta, ó cada gran tipo de organizacion, fué formado y colocado sobre la superficie del globo á grandes intervalos por un acto separado del poder creador: y menester es tener presente que semejante suposicion está tan poco apoyada por la tradicion ó revelacion, como opuesta es á la analogía general de la naturaleza. Si, por otra parte, miramos á los tipos persistentes á la luz de aquella hipótesis que supone que las especies vivas en cualquier tiempo son el resultado de la modificacion gradual de especies preexistentes—hipótesis que, aunque no probada y tristemente comprometida por algunos de los que la apoyan, es, á pesar de todo, la única á la cual presta su apoyo la fisiología—su existencia pareceria demostrar que la suma de modificaciones por que los séres vivos han pasado durante el tiempo geológico es pequeñísima, en comparacion de la serie completa de cambios que han sufrido.»

En Diciembre de 1859 publicó el Dr. Hooker su Introduccion á la Flora de Australia. En la primera parte de esta gran obra admite la verdad de la descendencia y modificacion de las especies, y apoya esta doctrina con muchas observaciones originales.

La primera edicion de la presente obra fué publicada en 24 de Noviembre de 1859, y la segunda en 7 de Enero de 1860.


  1. Aristóteles en su Physicæ Auscullationes (lib. 2, cap. 8, pár. 2) despues de hacer notar que la lluvia no cae para que el trigo crezca, como tampoco para que se estropee aquel que el labrador trilló ya, aplica el mismo argumento á la organizacion, y añade (segun la traduccion de Mr. Clair Grece, quien por primera vez me llamó la atencion sobre este pasaje): «Qué es, pues, lo que impide å las diferentes partes (del cuerpo) tener esta relacion meramente accidental en la naturaleza? Los dientes, por ejemplo, crecen necesariamente los del frente afilados y propios para partir y las muelas planas y útiles para masticar el alimento; y no fueron hechos para esto, sino que fué el resultado del accidente. Y de igual modo sucede con las otras partes en que parece existir una adaptacion para un fin determinado. Siempre y cuando, por lo tanto, todas las partes reunidas (es decir, las partes de un todo) están como si fueran hechas para algo, son conservadas por haber sido apropiadamente constituidas por una espontaneidad interna; y aquellas cosas que así no fueron constituidas perecieron y todavía perecen.» Aquí vemos ya sombreado el principio de la seleccion natural; pero sus observaciones sobre la formacion de los dientes muestran cuán poco comprendia Aristóteles este principio.
  2. He tomado la fecha de la primera publicacion de Lamarck, de Isid. Geoffroy Saint-Hilaire (Hist. Nat. Gènérale, tomo 2.°, página 405, 1859) historia excelente de la opinion acerca de esta materia. En esta obra se da una relacion completa de las conclusiones de Buffon sobre el mismo asunto. Es curioso hasta qué punto mi abuelo el doctor Erasmus Darwin, anticipó las opiniones y erróneas bases de juicio de Lamarck en su Zoonomia (vol. I, páginas 500-510) publicada en 1791. Segun Isid. Geoffroy no queda duda de que Goethe era un partidario extremo de opiniones semejantes, como lo hace ver en la Introduccion á una obra escrita en 1791 y 1795, pero no publicada hasta mucho tiempo despues: ha observado de un modo sutilísimo (Goethe als Naturforscher von Dr. Karl Meding, s. 34) que la cuestion del porvenir para los naturalistas será ¿cómo las reses llegan á tener cuernos? y no ¿para que les sirven? Es un caso curioso de la manera de suscitarse opiniones semejantes que próximamente al mismo tiempo Goethe en Alemania, el doctor Darwin en Inglaterra, y Geoffroy Saint-Hilaire (como veremos inmediatamente) en Francia, llegaran á la misma conclusion sobre el orígen de las especies en los años 1794 y 1795.
  3. Segun algunas citas hechas en Untersuchungen über die Entwickelungs-Gesetze de Bronn, parece que el célebre botánico y paleontologo Unger publicó en 1852 su creencia de que las especies sufren desarrollo y modificacion. Del mismo modo D'Alton en la obra que escribió con Pander sobre los fósiles expresó en 1821 una opinion parecida. Semejantes son tambien, como es muy sabido, las mantenidas por Oken en su obra mística Natur-Philosophie. Segun otras citas en la obra de Godron Sobre la especie parece que Bory Saint Vincent, Burdach, Poiret y Fries han admitido todos que se están produciendo continuamente especies nuevas. Puedo añadir que de los treinta y cuatro autores nombrados en este bosquejo histórico, que creen en la modificacion de las especies, o cuando menos no creen en actos separados de creacion, veintisiete han trabajado y escrito sobre diferentes reinos de historia natural y geologia.