Origen de las especies por medio de la selección natural/Introducción

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Origen de las especies por medio de la selección natural: ó la conservación de las razas favorecidas en la lucha por la existencia (1877)
de Charles Darwin
traducción de Enrique Godinez
Introduccion
ORÍGEN DE LAS ESPECIES


INTRODUCCION

Estando á bordo del Beagle, buque de guerra inglés, en calidad de naturalista, me impresionaron mucho ciertos hechos en la distribucion de los séres orgánicos que habitan la América del Sur, y en las relaciones geológicas de los actuales habitantes de aquel continente con los ya pasados. Estos hechos, como se verá en los últimos capítulos de este volúmen, parecian arrojar alguna luz sobre el orígen de las especies, misterio de los misterios, como ha sido llamado por uno de nuestros más grandes filósofos. De vuelta en mi patria en 1837 me ocurrió que algo podria tal vez sacarse en limpio en esta cuestion, acumulando con paciencia, y reflexionando sobre toda clase de hechos que pudieran tener alguna relacion ó conexion con ella. Despues de un trabajo de cinco años, me permití especular sobre el asunto, y formé algunas cortas notas: amplié estas en 1844, haciendo un bosquejo de las conclusiones que entonces me parecian probables: desde esa época, hasta el dia de hoy he proseguido firmemente el mismo objeto. Espero que se me excusará de entrar en estos detalles personales, pues los doy para demostrar que no he andado precipitado para llegar á mis decisiones.

Mi obra está ahora (1859) casi terminada; pero como me ocupará muchos años más el completarla, y como mi salud dista mucho de ser fuerte, se me ha pedido que publique este extracto. He sido inducido más especialmente á hacerlo, porque Mr. Wallace, que ahora está estudiando la historia natural del archipiélago malayo, ha llegado á conclusiones generales casi exactamente las mismas que las mias sobre el orígen de las especies. En 1858 me envió una Memoria sobre este punto, pidiéndome que se la trasmitiera á Sir Charles Lyell, quien la envió á la Linnean Society y está publicada en el tercer volúmen del diario de la Sociedad. Sir Charles Lyell y el Dr. Hooker, teniendo ambos noticias de mi obra—el último habia leido mi bosquejo de 1844—me honraron pensando que debian de publicarse, con la excelente memoria de Mr. Wallace, algunos breves extractos de mis manuscritos.

Este compendio, que ahora publico, necesariamente tiene que ser imperfecto. Yo no puedo aquí dar referencias y autoridades para mis diferentes aserciones: y me atrevo á esperar que el lector se servirá confiar en mi exactitud. Sin duda se habrán deslizado errores, aun cuando creo que he sido siempre cauto para no fiarme sino de autoridades buenas. Aquí puedo únicamente dar las conclusiones generales á que he llegado, con unos pocos hechos en su apoyo; pero espero que estos sean suficientes en la mayor parte de los casos. Nadie puede hacerse cargo mejor que yo de la necesidad de publicar más adelante en detalle todos los hechos, sobre los cuales se han cimentado mis conclusiones, y espero hacerlo en una obra futura: porque demasiado sé que escasamente se discutirá en este volúmen un solo punto sobre el cual no puedan ser aducidos hechos, que, en la apariencia, á menudo llevan á conclusiones directamente opuestas á las que yo he llegado. Un resultado imparcial únicamente puede obtenerse por la plena exposicion y comparacion de los hechos y argumentos de ámbos lados de la cuestion, y esto es aquí imposible.

Mucho siento que la falta de espacio me impida tener la satisfaccion de reconocer la generosa ayuda que he recibido de muchísimos naturalistas, algunos de ellos desconocidos personalmente para mí. No puedo, sin embargo, dejar pasar esta oportunidad sin expresar mi profundo agradecimiento al Dr. Hooker, quien, en los últimos quince años, me ha ayudado de todos los modos posibles con sus vastos conocimientos y su excelente juicio.

Al considerar el orígen de las especies se concibe perfectamente que un naturalista que reflexiona sobre las mútuas afinidades de los séres orgánicos, sobre sus relaciones embriológicas, su distribucion geográfica y otros hechos semejantes, pueda llegar á la conclusion de que las especies no han sido creadas independientemente, sino que han descendido, como variedades, de otras especies. A pesar de todo, tal conclusion, áun estando bien fundada, no sería satisfactoria hasta poder demostrarse cómo han sido modificadas las innumerables especies que habitan este mundo, de modo que adquieran esa perfeccion de estructura y coadaptacion que con justicia excita nuestra admiracion. Continuamente la atribuyen los naturalistas á condiciones externas, clima, alimento, etc., como única causa posible de variacion. En un sentido limitado, como más adelante veremos, puede esto ser verdad; pero es absurdo atribuir á meras condiciones externas la estructura, por ejemplo, del picamaderos, con sus piés, cola, pico y lengua, tan admirablemente adaptados para coger insectos bajo la corteza de los árboles. En el caso del muérdago, que toma su alimento de ciertos árboles, que tiene semillas que necesitan ser trasportadas por ciertos pájaros, y que tiene flores con sexos separados, y que requieren absolutamente la accion de ciertos insectos para llevar el pólen de una flor á otra, es igualmente absurdo querer explicar la estructura de este parásito y sus relaciones con los varios séres orgánicos distintos, por los efectos de condiciones externas ó de hábito, ó por la volicion de la misma planta.

Es, por tanto, de la mayor importancia conseguir una clara percepcion de los medios de modificacion y coadaptacion. Al principio de mis observaciones me parecia probable que un cuidadoso estudio de los animales domésticos y de las plantas cultivadas ofreceria la mejor probabilidad de aclarar este oscuro problema. Y no anduve equivocado; en éste y en todos los demas casos de perplejidad he encontrado invariablemente que nuestro conocimiento, por imperfecto que sea, de la variacion por medio de la domesticidad, daba el mejor y más seguro norte. Yo osaria expresar mi conviccion del alto valor de tales estudios, aunque hayan sido muy comunmente descuidados por los naturalistas.

Por estas consideraciones, dedicaré el primer capítulo de este Epítome á la variacion por influencia de la domesticidad. Veremos así que una gran parte de modificacion hereditaria es al ménos posible; y lo que es tan importante ó más todavía, veremos cuán grande es el poder del hombre en acumular por seleccion sucesiva ligeras variaciones. Pasaré entónces á la variabilidad de las especies en un estado natural, aunque desgraciadamente me veré obligado á tratar este punto con demasiada brevedad, por no ser posible tratarlo propiamente sino dando largos catálogos de hechos. Sin embargo, nos pondremos en disposicion de discutir qué circunstancias son las más favorables para la variacion. En el capítulo siguiente será considerada la lucha por la existencia entre todos los séres orgánicos del mundo entero, que se sigue inevitablemente de la alta razon geométrica de su acrecentamiento. Esta es la doctrina de Malthus aplicada á todos los reinos animal y vegetal. Como nacen muchos más individuos de cada especie que los que pueden sobrevivir, y como, por consecuencia, hay una lucha por la existencia frecuentemente, se sigue que cualquiera sér, si varía, por ligeramente que sea, de una manera provechosa para sí mismo, bajo las condiciones complejas y algunas veces variables de la vida, tendrá una probabilidad mayor de sobrevivir, y de este modo será naturalmente selecto. Por el fuerte principio de la herencia, cualquier variedad selecta tenderá á propagar su forma nueva y modificada.

Este punto fundamental de la seleccion natural será tratado con alguna extension en el capítulo cuarto; y entónces veremos cómo la seleccion natural casi inevitablemente es causa de mucha extincion de las formas de vida ménos mejoradas, y conduce á lo que yo he llamado divergencia de carácter. En el capítulo siguiente discutiré las complejas y poco conocidas leyes de la variacion. En los cinco capítulos que seguirán á éste, se darán las más aparentes y graves dificultades para aceptar la teoría, á saber: primero, las dificultades de transiciones; ó cómo un simple sér ó un simple órgano puede ser cambiado y perfeccionado en un sér altamente desarrollado ó en un órgano elaboradamente construido; segundo, el asunto del instinto, ó los poderes mentales de los animales; tercero, la hibridez, ó la esterilidad de las especies y la fertilidad de las variedades cuando se cruzan; y cuarto, la imperfeccion de los anales geológicos. En el capítulo siguiente consideraré la sucesion geológica de los séres orgánicos á través del tiempo; en el duodécimo y décimo tercero, su distribucion geográfica en el espacio; en el décimo cuarto, su clasificacion o afinidades mútuas, tanto en el estado perfecto como en el embrionario. En el último capítulo daré una breve recapitulacion de toda la obra y unas pocas observaciones finales.

Nadie debe sorprenderse de lo mucho que todavía queda por explicar con respecto al orígen de las especies y variedades, si tiene en cuenta nuestra profunda ignorancia respecto á muchos de los séres que viven en derredor nuestro. ¿Quién puede explicar por qué una especie se extiende dilatadamente y es muy numerosa, y por qué otra especie aliada de la primera tiene un espacio pequeño y es rara? No obstante, son de la mayor importancia estas relaciones, porque determinan el bienestar actual, y á mi modo de ver el logro futuro y la modificacion de cada uno de los habitantes de este mundo. Todavía sabemos ménos de las relaciones mútuas entre los innumerables habitantes durante las muchas épocas geológicas pasadas de su historia. Aunque mucho queda oscuro y así permanecerá durante mucho tiempo, ninguna duda abrigo, despues del estudio más deliberado y del más desapasionado juicio de que soy capaz, que la opinion que hasta ahora tenia la mayor parte de los naturalistas y que ántes tuve yo tambien, á saber que cada especie ha sido creada independientemente, es errónea. Plenamente convencido estoy de que las especies no son inmutables; sino que aquellas que pertenecen á lo que se llama los mismos géneros, son descendientes en línea recta de algunas otras especies generalmente extinguidas, de análoga manera que las variedades reconocidas de cualquier especie son los descendientes de esa especie. Aún más, estoy convencido de que la Seleccion Natural ha sido el más importante, si no el exclusivo, medio de modificacion.