menzar —a pesar de la dificultad que esa obra significa— en la ejecución de una enciclopedia de nuestra patria, que ha de tener un valor extraordinario, no sólo para el conocimiento de lo que es Chile sino, incluso para el desarrollo de nuestra nación, porque el concepto enciclopédico representa el concepto de universalidad y avanza en esa obra a pasos agigantados. Y para nosotros, los chilenos, que aún no maduramos como nación, el que uno de nuestros conciudadanos sea el primero en América Latina en penetrar en ámbitos que pertenecen a las viejas culturas, constituye una demostración tal de desarrollo, madurez y capacidad intelectual que, es de toda lógica darle el respaldo y —más aún— el agradecimiento de este Senado”.(17)
Algunos días más tarde, en el hemiciclo de la Cámara de Diputados, José Manuel Isla Hevia, parlamentario del Partido Demócrata Cristiano, pidió la palabra y, en algunos párrafos de su intervención, manifestó: “Señor Presidente, esta tarde quiero rendir homenaje a un muy antiguo funcionario que sirvió al Parlamento -la Cámara de Diputados y el Senado- desde la Biblioteca del Congreso Nacional (...) En los años que me ha correspondido actuar aquí, en el Parlamento, como Diputado, he sido testigo de la labor encomiástica que desempeñó como Director de la Biblioteca. Indudablemente fue él quién organizó la estructura fundamental de esta entidad del Congreso hasta hacerla adquirir el grado de adelanto, desarrollo y buen nombre que en la actualidad tiene”.(18)
Así concluía don Jorge Ugarte una brillante trayectoria en la dirección de la Biblioteca del Congreso Nacional, lugar que había conocido casi medio siglo antes mientras era estudiante de Derecho y leía en sus salones.
Pero la infatigable labor de Ugarte Vial no cesó tras su salida de la dirección de la Biblioteca del Congreso Nacional. Años antes que fuera aprobado el Decreto Ley N°600(1974), sobre Inversión Extranjera, don Jorge preparó un texto sobre la materia.
En la introducción, efectuó un esbozo de su visión del futuro del país: “Chile, por imperativo de la naturaleza, está destinado a lograr un gran desarrollo sobre la base de la industria pesada que le ofrece perspectivas insuperables. En efecto, el hecho de ser su territorio una faja larga y angosta que se extiende entre la Cordillera de Los Andes y el Océano Pacífico, hace que sus ríos y esteros, debido a su gran desnivel, generen potenciales hidroeléctricos, muchas veces de enorme importancia. Estos potenciales, al ser captados, pueden aprovecharse en la explotación integral de los depósitos de minerales y de más recursos ubicados a escasa distancia de la costa, si para ello se establecen los