Página:1891-Últimos escritos, Pedro Antonio de Alarcón.pdf/64

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nadie penetre en la náutica estancia sino con la cabeza descubierta.

Verdaderamente, donde los hombres y las naciones demuestran más sus grandes cualidades, es en el vencimiento...; y España, en buena hora lo diga, ha infundido siempre admiración y hasta escrúpulos de conciencia á sus más potentes vencedores. ¡Recuérdense las ya citadas catástrofes de Sagunto, Numancia, Zaragoza y Gerona, donde sólo cadáveres y ruínas ó altaneros mártires entregamos á los conquistadores! Pues lo mismo aconteció en este desastre de Trafalgar. ¡No! no se dirá nunca de nosotros que somos «más que hombres en el triunfo y menos que mujeres en la derrota...» No se dirá que hemos comido pan á manteles, mientras que el extranjero profanaba nuestro territorio. «Saber morir» era todo lo que Tirteo pedía á los espartanos... Y en Trafalgar demostraron Gravina, Churruca, Álava, Escaño, Alcedo, Alcalá Galiano, Vargas, Cisneros, Valdés, Argumosa y mil héroes, que es mucho mejor caer matando, que verse obligados á apelar á un