Buenos Aires, que es la que virtualmente se contie-
nen en las actas y asientos de cuya publicación nos
ha encargado la Municipalidad de esta Capital, comien-
za, como es sabido, por Juan de Garay, delegado
del Gobernador del Paraguay Juan Torres de Vera
y Aragon para que tomase asiento en las costas del
Río Paraná y determinase un puerto que por el
grande estuario del Río de la Plata pudiera servir
a la dicha gobernación de apostadero y de vía de co-
municación marítima con España y con el Brasil.
- Sabido es también, y no tenemos para qué ex-
- Sabido es también, y no tenemos para qué ex-
plicarlo, que al mismo tiempo que Garay llenaba
su comisión, otras partidas de explotadores bajaban
por las serranías del Perú y de Chile, tomaban po-
sesión poco a poco de las regiones interiores (de Ju-
juy hasta Córdoba) y extendiéndose después con sus
armas al norte y al sur se disputaban la jurisdicción
administrativa de esas regiones centrales; mientras
que los ocupantes y conquistadores de Córdoba, en
su expansión hacia el oriente, daban con sus afluen-
tes del río Paraná y se encontraba allí con igual
disputa, y casi deberíamos decir con un conflicto de
armas contra Juan de Garay que al bajar de la Asun-