xx ACTAS DEL CABILDO DE BUENOS AIRES
bero Municipal no hay quien tenga una sola navaja ni quien la sepa manejar. Pero no solamente se trata de afeitar, sinó de algo más grave: el Barbero Andrés Navarro es cirujano: y el Cabildo «cree que se le debe obligar á quedar», á cuyo efecto man- da que el Procurador General solicite del Señor Go bernador que lo deje». (1)
Los Ratones y las Hormigas tienen puesto en áscuas al vecindario. Es tal la cosa, queno hay reme- dio en la tierra contra estas tremendas sabandijas. ¿Que hacer? El Cabildo se encuentra atosigado con las quejas del vecindario: al Cabildo le toca la lucha hasta el exterminio contra estos enemigos de los vecinos, que para eso lo han nombrado. El Ca- bildo se reune, y no conociendo medio alguno de defensa, pero conociendo su enorme responsabilidad en este duro trance, resuelve nombrar «un Santo que sirva de abogado para que esto cese mediante una fiesta y su voto particular de hacerle una no- vena». Pero ¿cuál ha de ser el Santo? Grande y animado debate! Tres príncipes benditos de la cor- te del cielo se disputan esta honrosa candidatura: unos por San Bonifacio, otros por San Sabino, y no faltan votos por San Saturnino. Un vocal eru- dito asegura que esa abogacia estaba ya adjudica- da á San Bonifacio. Que se busque, pues, el acta: no se encuentra: se ha perdido; no, no se ha per- dido, los malditos ratones y hormigas la han devo- rado: ¿pues qué hacer? que se echen suertes para que los poderosos de allá arriba no se ofendan ni se in- dignen como en casosigualesse indignaron algunas ve- ces Júpiter, Eolo, Diana y Vénus. Acéptase la clásica proposicion: se echa la suerte entre los doce Após-
(1) Vease página 414. :
