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INTRODUCCIÓN Xxxnt

La muerte del gobernador Marin Negron, fué causa de mucho duelo y ceremonial, que auque se ve que fué muy sentido por el buen crédito y res- peto de que gozaba, bastaba que fuese oficial el duelo para que fuese también motivo de represen- tación y fiesta para los vecinos; para quienes, como para los niños, todo espectáculo es bien venido como fiesta.

Humilde pero meritoria fué la iniciativa «de un portugués», cuyo nombre no se apunta, que dicién- dose inventor de la fabricación de aceite de romero (ros marinus) fué muy preconizado como el mejor remedio de reumatismo, de que muchos padecían por la humedad del suelo, las malas paredes y poco abrigo personal y doméstico. Se discutió en el Ca- bildo si había de autorizarse Ó no el uso de ese remedio nuevo. El interesado probó que en Por- tugal era muy buscado y estimado; y después de mucho discutir entre el pro y el contra, dijo el Ca- bildo que como no tenía médicos á quien consultar se permitiera la venta á quien quisiera comprarlo; y gracias á eso triunfaron los buenos principios con cuya defensa se ha hecho tan célebre Mr. Bastiat.

Es digna de notarse la dedicación con que los cabildos de los primeros años del siglo XVII traba- jaron por dotar á la ciudad de edificios públicos como la casa del Cabildo, el Fuerte, el hospital, la Iglesia Catedral y la Cárcel. A muy poco tiempo de haberlos habilitado para el servicio público, se pro- cedió á quitarles el techo de paja y substituirlo por tejados.

El antiguo régimen colonial acordaba á los muni- cipios ciertas libertades cuyo ejercicio era (vergiien- za da de decirlo) mucho más perfecto que el que