embargo, que las tendencias populares han tomado en nuestra época otra direccion, y han revestido una forma menos sombría; pues vemos que en los graciosos valles del Rhin y del Mosela se atribuye hoy á estos astros, por tan largo tiempo calumniados, una bienhechora influencia sobre la fertilidad de los viñedos. Aunque en nuestra época abundan los cometas, y no han faltado tampoco ejemplos contrarios á este mito meteorológico, nada ha podido quebrantar la nueva creencia de que estos astros errantes nos traen fecundante calor.
Abandono por ahora este asunto para pasar á otra série de fenómenos aun mas misteriosos: hablo de esos pequeños asteroides cuyos fragmentos toman el nombre de piedras meteóricas ó de aerolitos, al penetrar en nuestra atmósfera. Si entro aquí, como al tratar de los cometas, en detalles que á primera vista pueden parecer estraños al plan de esta obra, no es sino despues de haberlo reflexionado con madurez. He indicado todo lo que tienen de variable y de individual, los caracteres distintivos de estos astros, y cómo la ciencia, tan adelantada bajo el aspecto de las medidas y los cálculos, parece atrasada relativamente á la constitucion física de los cometas. Y en efecto, se hace imposible discernir actualmente, en medio de esta gran masa de observaciones mas ó menos exactas, qué hechos son generales y esenciales, y qué otros accidentales ó particulares. Así las cosas, hemos debido limitarnos á describir los principales caracteres físicos, lo que podríamos llamar las diferencias de fisonomía; á comparar la duracion de las revoluciones; á señalar en fin, las variaciones estremas, ya en las dimensiones de las órbitas, ya en las distancias á los astros mas importantes. En estos fenómenos, como en aquellos de que vamos á hablar, los tipos individuales dominan necesariamente el conjunto del cuadro y para llegar á la realidad es preciso hacer que resalten con mas energía los contornos.