miento, que se estendia á todas las cosas creadas, en una descripcion física del Mundo.
Grandes dificultades presenta la composicion de una obra semejante, si ha de reunir al valor científico, el mérito de la forma literaria. Trátase de llevar el órden y la luz á la riqueza inmensa de materiales que se ofrecen al pensamiento, sin despojar á los cuadros de la Naturaleza del soplo que los anima; porque si nos limitáramos á esponer resultados generales, incurriríamos en una gran aridez y monotonía, parecida á la que resultaria de enumerar multitud de hechos particulares. No me atrevo á lisonjearme de haber satisfecho condiciones tan difíciles de llenar, y evitado escollos cuya existencia únicamente puedo yo señalar.
La débil esperanza que tengo de obtener la indulgencia del público descansa en el interés que ha manifestado hace tantos años, por una obra publicada poco despues de mi vuelta de Méjico y los Estados-Unidos, con el título de Cuadros de la Naturaleza. Este libro, escrito primitivamente en aleman, y traducido al francés, con raro conocimiento de ambos idiomas, trata bajo puntos de vista generales, de algunas ramas de la geografía física, tales como la fisonomía de los vegetales, de las sábanas y de los desiertos, y el aspecto de las cataratas. Si ha sido de alguna utilidad, débese menos á los conocimientos que en él han podido encontrarse, que á la influencia que ha ejercido en el ánimo y la imaginacion de una juventud ávida de saber y pronta á lanzarse á lejanas empresas. He procurado hacer ver en el Cosmos, lo mismo que en los Cuadros de la Naturaleza, que la exacta y precisa descripcion de los fenómenos no es absolutamente inconciliable con la pintura viva y animada de las imponentes escenas de la creacion.
Esponer en cursos ó lecciones públicas las ideas que se creen nuevas, me pareció siempre el medio mejor de darlas la posible claridad; por esto intenté este ensayo en dos lenguas diferentes, en París y en Berlin. No conozco los cuadernos que oyentes entendidos formaron entonces, prefiriendo no consultarlos; porque la redaccion de un libro impone bien diversas obligaciones de las que lleva consigo la esposicion oral de un curso