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encorva para elevarse mas lejos á una distancia conocida, es posible evaluar en números la profundidad de la capa; y se ha demostrado que estos depósitos de carbon, mezclados con restos orgánicos del mundo antiguo, se hunden á 2.000 metros bajo el nivel del mar (en Bélgica, por ejemplo). Los terrenos calcáreos, y las capas devonianas encorvadas en forma de valles, alcanzan una doble profundidad (25). Si se comparan estas depresiones subterráneas con las cimas de las montañas miradas hasta el presente como las mas altas partes de la corteza levantada de nuestro globo, se encuentra una distancia de 1 miriámetro y 1/10, lo que equivale á 1/524 del rádio terrestre. Tal es, en el sentido vertical, el único espacio donde podrian ejercerse las investigaciones de la geognosia, aun cuando la superficie de la Tierra entera se estendiese hasta los vértices del Dhawalagiri ó del Sorata. Todo cuanto está situado á mayores profundidades que las depresiones de que he hablado, que los trabajos de los hombres y que el fondo del mar donde la sonda haja podido llegar (James Ross ha desarrollado 30.000 piés de sonda sin alcanzarle), nos es tan desconocido como el interior de los demas planetas de nuestro sistema solar. De igual modo, conocemos únicamente el total de la masa de la Tierra y su densidad media, comparada con la de las capas superficiales, las únicas accesibles para nosotros. En la carencia de todo dato positivo acerca de las propiedades químicas ó físicas del interior del globo, estamos nuevamente obligados á recurrir á las congeturas, como si se tratase de los demás planetas que giran alrededor del Sol. Así, que no tenemos dato alguno cierto acerca de la profundidad en la cual llegan las rocas al estado de reblandecimiento ó de fusion completa: ni de las cavidades que llenan los vapores elásticos; ni del estado de los gases interiores sometidos á una enorme presion y á una alta temperatura; ni, y, en fin, sobre la ley que