las desigualdades lunares, tiene sobre las medidas aisladas de grado, y sobre las observaciones del péndulo, la ventaja de ser independiente de los accidentes locales, y puede considerarse como el aplanamiento medio de nuestro planeta. Comparándole con la velocidad de rotacion de la Tierra, prueba que la densidad de las capas terrestres va creciendo desde la superficie hacia el centro; resultado idéntico al que se obtiene cuando se compara los aplanamientos de Júpiter y Saturno con la duracion de sus respectivas rotaciones. Por donde se vé, que el conocimiento de la figura esterior de los astros conduce á la de las propiedades de su masa interior.
Los dos hemisferios presentan casi la misma curvatura bajo las mismas latitudes (35); pero las medidas de grados y las observaciones del péndulo dan para diversas localidades resultados tan diferentes, que ninguna figura regular puede adaptarse á datos asi obtenidos. La figura real de la Tierra es á una figura regular geométrica, «lo que la accidentada superficie de un mar tempestuoso á la superficie tranquila de un estanque.»
No le bastaba al hombre haber medido asi la Tierra, sino que le era preciso tambien pesarla; y para ello se han imaginado muchos métodos. El primero consiste en determinar, por medio de una combinacion de medidas astronómicas y geodésicas, cuánto desvia la plomada de la direccion vertical á las inmediaciones de las montañas. Fúndase el segundo en la comparacion de las longitudes de un péndulo que se hace oscilar primero al pié, y luego al vértice de una montaña. El tercero es la balanza de torsion, que puede considerarse tambien como un péndulo oscilante en el sentido horizontal. De estos tres procedimientos (36), el último es el mas seguro, porque no exige, como los otros dos, la determinacion, siempre difícil, de la densidad de los minerales de que se compone una montaña. Las inves-