entonces hemos podido referir la produccion de diferentes materias ó los simples cambios de forma y de estension (conmociones ó levantamientos); desde entonces nos ha sido lícito reunir y agrupar fenómenos completamente desemejantes á primera vista, como las fuentes termales, las emisiones de gas ácido carbónico y de vapores sulfurosos, las llamadas salsas (erupciones cenagosas), y por último, las erupciones de montañas ignívomas. En un cuadro general de la naturaleza, todos estos detalles se confunden en una sola y única concepcion, la de la reaccion que el interior de un planeta ejerce contra sus capas esteriores. Una sola causa, el aumento gradual del calórico terrestre desde la superficie del globo hasta el centro, nos dará idea á la vez de los temblores de tierra, del levantamiento sucesivo de los continentes y de las cadenas de montañas, de las erupciones volcánicas y de la formacion de las rocas ó de los minerales. Pero esta reaccion del interior contra el esterior no ha limitado su influencia á la naturaleza inorgánica solamente: todo nos induce á creer que en el mundo antiguo poderosas emisiones de gas ácido carbónico se mezclaron á la atmósfera, y favorecieron el acto por el cual los vegetales se asimilan el carbono, y formaron asi los bosques primitivos, orígen del inagotable conjunto de materias combustibles (lignitos y carbon de piedra), que las revoluciones del globo han escondido en las capas superficiales; y aun puede decirse que la forma de la corteza terrestre, la direccion general de las grandes cadenas de montañas y de las llanuras, asi como la configuracion articulada de los continentes, han ejercido una notable influencia sobre la suerte de la especie humana. En semejante encadenamiento de los fenómenos, el filósofo puede remontarse de término en término de la série, hasta la época en que la materia aglomerada en esfera, pasó del estado fluido al estado líquido ó sólido, época en que se desenvolvió tambien el calor central
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