intenso calor, y vienen las erupciones de fangos frios á demostrarnos que el sitio del fenómeno en esta segunda fase no tiene quizás su asiento á mucha distancia de la superficie. La reaccion del interior del globo contra su corteza esterior se manifiesta con una fuerza completamente distinta en los volcanes propiamente dichos, esto es, en los puntos donde existe comunicacion, ya sea permanente, ya periódica, con un foco situado á gran profundidad. Es preciso distinguir cuidadosamente todos los efectos volcánicos mas ó menos pronunciados, tales como los temblores de tierra; las fuentes de agua caliente ó de vapores; los volcanes de fango; la ereccion de las montañas de traquita á manera de cúpula ó campana, pero sin escavacion; la formacion de una abertura en el vértice de estas montañas, ó la de un cráter de elevacion en los terrenos basálticos; y la aparicion final de un volcan permanente en estos mismos cráteres, ó en medio de los restos de su andamiada primitiva. En épocas diferentes, y segun sus distintos grados de actividad y de potencia, los volcanes permanentes emiten vapores acuosos ó ácidos, escorias incandescentes, y cuando las resistencias han sido vencidas, estrechas corrientes de lava fundida bajo la forma de prolongados arroyos de fuego.
Con no menor energía, si bien de una manera mas local, se ha manifestado tambien la reacion del interior de nuestro planeta en el solevantamiento de porciones aisladas de la costra terrestre, causado por los vapores elásticos, y que aparece bajo las formas de cúpulas redondas de traquita feldespática y de dolerita (Puy de Dome, Chimborazo); ó en el rompimiento de las capas á consecuencia de la presion de abajo á arriba y en la sucesiva elevacion de las mismas, de tal suerte que producen una vertiente interior, dando asi lugar á que se forme el recinto de un cráter de elevacion. Este cráter presenta el aspecto de una isla volcánica, cuando el fenómeno de que hablamos se efectúa en el fondo del mar,