lava que se escapa de un cráter de erupcion cubre regiones enteras y adquiere un espesor de muchos centenares de piés, donde quiera que la detiene algun obstáculo! Tales fueron, sin embargo, segun Mackenzie y Soemund Magnussen, las consecuencias de una erupcion que tuvo lugar en Islandia al pié del Skaptar-Jœkul, desde el 11 de Junio al 3 de Agosto de 1783. Por ventura, ¿querrá recurrirse para fijar la hipótesis de una combustion subterránea, á la introduccion del aire en el interior de los volcanes, ó como se dice metafóricamente, á una inspiracion de nuestro planeta? En este caso nos encontramos con dificultades análogas á las anteriores; porque si en aquella suposicion era el hidrógeno el que faltaba entre los productos de los volcanes, en esta otra es el ázoe, del cual se encuentran apenas algunos vestigios en sus exhalaciones. Una actividad tan poderosa y tan generalmente estendida en las entrañas de la Tierra, no puede tener su orígen en las reacciones químicas que se engendran al contacto de ciertas sustancias, particulares de algunas localidades. La nueva geognosia prefiere buscar la causa en el calor central de nuestro globo, cuya existencia se revela en la superficie por la temperatura que crece rápidamente con la profundidad bajo todas latitudes, y cuyo orígen se remonta á épocas cosmogónicas en que nuestro planeta mismo fue formado por la condensacion progresiva de una parte de la atmósfera nebulosa del Sol.
La ciencia de la naturaleza, lo hemos recordado muchas veces, no es una árida acumulacion de hechos aislados, ni está limitada por los estrechos términos de la certidumbre matemática, antes bien debe elevarse á miras generales y concepciones sintéticas. ¿Por qué ha de prohibirse al espíritu humano subir hácia el pasado arrancando del presente, adivinar lo que no puede demostrar, y perseguir, en fin, la solucion del problema en todo tiempo planteado á su ac-