no puede atribuirse á la accion de las aguas. «Cuando islas de basalto ó montes de traquita se levantan á través de grandes fracturas, del rozamiento de las masas ascendentes contra las paredes de los fallos ha resultado en el basalto ó traquito una capa de conglomerados, formada á espensas de su propia materia. Los granos que componen el asperon de un gran número de formaciones se han desprendido mas bien por el rozamiento de las rocas de erupcion plutónicas ó volcánicas, que no por la fuerza de erosion de un mar próximo. La existencia de esta especie de conglomerados, que se encuentra en masas enormes en los dos hemisferios, revela la intensidad de la fuerza con que las rocas de erupcion se han hecho paso á través de las capas sólidas de la corteza terrestre, hasta que apoderándose en seguida las aguas de estos restos, los han diseminado por capas sobre el mismo suelo que hoy vuelven á cubrir (96).» Encuéntranse formaciones de asperones intercalados entre todas las capas, desde los terrenos silúricos de transicion mas bajos, hasta las formaciones terciarias, por encima de la creta. A orillas de las llanuras inmensas del nuevo Continente, hácia dentro y hácia fuera de los trópicos, vénse estas hiladas de asperon estenderse en grandes muros, como para indicar la antigua orilla donde las olas del mar han venido á romperse.
Reconócese á la primera ojeada que se dirige sobre la distribucion geográfica de las rocas, y sobre la estension que cada una de ellas ocupa en las partes accesibles de la corteza del globo, que la sustancia mas esparcida es el ácido silícico, ordinariamente opaco y colorado; sigue al ácido silícico sólido la cal carbonatada, y vienen despues las combinaciones del ácido sicílico con el aluminio, la potasa y la sosa, con la cal, la magnesia y el óxido de hierro. Las sustancias que comprendemos bajo el nombre genérico de rocas, son asociaciones determinadas de un número muy re-