ducido de minerales simples, á los cuales se unen otros minerales parásitos; pero siempre segun ciertas leyes fijas. Estos elementos no son peculiares á tal ó cual roca, y así el cuarzo (ácido silícico), el feldespato y la mica, cuya reunion constituye esencialmente el granito, se encuentran aislados ó combinados dos á dos, en gran número de formaciones diferentes. Una cita bastará para demostrar cuantas variaciones pueden ocurrir en las proporciones de estos elementos de una á otra roca, de una roca feldespática; por ejemplo, á una micácea: Mistcherlich ha hecho ver que si á una cantidad de feldespato se añaden tres tantos de alumina, y el tercio de la proporcion de sílice que ya contiene, se obtiene la composicion química de la mica. Estos dos minerales encierran potasa, cuya presencia en un gran número de rocas es un hecho anterior, sin duda alguna, á la aparicion de los vegetales sobre la tierra.
El órden de superposicion de los estratos sedimentarios, de las capas metamórficas y de los conglomerados; la naturaleza de los terrenos que las rocas de erupcion han tocado ó atravesado; la presencia de restos orgánicos y sus diferencias de estructura: tales son los indicios que permiten reconocer la edad relativa de las formaciones sucesivas; los monumentos de la historia del globo, y los puntos culminantes de su cronología, que el genio de Hooke presentía ya en otro tiempo. La aplicacion de los medios de prueba botánicos y zoológicos á la determinacion de la edad de las rocas, ha sido el principio de la era mas brillante de la geognosia moderna. Bajo la influencia vivificadora de los estudios paleontológicos, la teoría de las formaciones sólidas de la corteza terrestre del globo se ha visto libre al fin, al menos en lo relativo al continente, de sus trabas originarias, y parece ya revestida de un carácter de profundidad y de variedad enteramente nuevo. Las capas fosilíferas son las catacumbas donde yacen los faunos y las floras de las an-