Un espectáculo tan grandioso y tan imponente, no ha podido inspirar á los habitantes de los trópicos, en el primer estado de una naciente civilizacion, mas que un vago sentimiento de asombro y de espanto. Debió suponerse quizás, y lo hemos dicho mas arriba, que la vuelta periódica de los mismos fenómenos, y el modo uniforme segun el cual se agrupan por zonas superpuestas, habrian facilitado al hombre el conocimiento de las leyes de la naturaleza; pero por lejos que se remonten la tradicion y la historia, no encontramos que estas ventajas hayan sido provechosas en aquellos dichosos climas. Investigaciones recientes hacen dudar de que la base primitiva de la civilizacion de los Indios, una de las fases mas maravillosas del progreso de la humanidad, haya tenido su asiento entre los mismos trópicos. Ayriana Vaedjo, la antigua cuna del Zend, estaba situada al Nord-Oeste de los Altos-Indos; y despues del gran cisma religioso, es decir, despues de la separacion de los Iranios de la institucion brahmánica, la lengua, en otro tiempo comun á los Iranios y á los Indos, tomó entre estos últimos, en la Magadha ó Madhya Dêza (7), comarca limitada por la gran Cordillera del Himalaya y la pequeña cadena Vindhja, una forma individual, al propio tiempo que la literatura, las costumbres y el estado de la sociedad. Bastante despues, la lengua y la civilizacion sanscritas adelantaron hacia el Sud-Este y penetraron mucho mas en la zona tórrida, como ha espuesto mi hermano Guillermo de Humboldt (8) en su gran obra sobre la lengua Kawi y las que con ella tienen algunas relaciones de estructura.
A pesar de todas las trabas que, bajo latitudes boreales, oponian al descubrimiento de las leyes de la naturaleza, la escesiva complicacion de los fenómenos, y las perpetuas variaciones locales en los movimientos de la atmósfera y en la distribucion de las formas orgánicas, precisamente á un