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^(85)  Pág. 185.—He demostrado en mi Relat. hist., t. I, p. 311 y 513, que la marcha de las variaciones horarias del barómetro, no se interrumpe ni antes ni despues de un temblor de tierra.

^(86)  Pág. 186— Humboldt, Relat. hist., t. I, p. 515-517.

^(87)  Pág. 188.— Véase acerca de los Bramidos de Guanaxuato, mi Essai polit. sur la Nouv. Espagne, t. I, p. 303. A este estrépito subterráneo no acompañó ninguna sacudida en las minas profundas ni en la superficie; (la ciudad de Guanaxuato está situada á 1955 m. sobre el mar); no se oyó en el terreno vecino, sino únicamente en la parte montuosa de la Sierra, desde la Cuesta de los Aguilares, no lejos de Marfil, hasta el Norte de Santa Rosa. Las ondas sonoras no llegaron aciertas regiones aisladas de la Sierra, colocadas á 4 ó 5 miriámetros al Nor-Oeste de Guanaxuato, cerca del manantial de agua caliente de San José de Comangillas. No es posible imaginarse el esceso de autoridad á que creyeron deber recurrir los magistrados de este gran centro de industria metalúrgica, cuando el terror causado por el trueno subterráneo llegó á su colmo. «Toda familia que huya será castigada con una multa de 1000 piastras si es rica, y con y dos meses de prision si es pobre. La milicia tiene órden de perseguir y volver á traer á los fugitivos.» Lo que hay de mas curioso en esta historia singular, es la confianza afectada por la autoridad (el Cabildo): véase lo que he leido en una de las Proclamas: «La autoridad sabrá reconocer en su sabiduría, el momento del peligro inminente, y entonces pensará en la fuga. Por el momento basta con que continúen las procesiones.» Llegó el hambre; porque el miedo á los truenos impidió á los habitantes de las tierras altas proveer de granos á la ciudad. Los antiguos conocian tambien los ruidos subterráneos sin sacudidas. Véase Aristóteles, Meteor. t. II, p. 802: Plinio, t. II, c. 80. El ruido singular que se oyó desde Marzo de 1822 hasta setiembre de 1824 en la isla dalmática de Medela (á 3 miriámetros de Ragusa), ruido del cual ha dado esplicacion satisfactoria Partsch, va alguna vez acompañado de sacudidas.

^(88)  Pág. 190— Drake, Nat. and Statist. View of Cincinati, p. 232-238; Mitchell, en las Transactions of the Litt. and Philos. Soc. of New-York, t. I, p. 281-308. En el condado piamontés de Pignerol, vasos llenos de agua hasta los bordes permanecieron en movimiento durante horas enteras.

^(89)  Pág. 191.—Se dice en español; rocas que hacen puente. Estas interrupciones, verdaderamente locales, de los quebrantamientos trasmitidos por las capas superiores, tienen quizás alguna analogía con un fenómeno notable que se ha presentado á principios de este siglo en las mi-