encerradas en tan estrechos límites, que sus efectos térmicos no llegarian á ser apreciados por nuestros instrumentos actuales, sino despues de miles de años. Las causas astronómicas á que pueden referirse el enfriamiento de nuestro globo, la disminucion de la humedad en su superficie, la naturaleza y frecuencia de ciertas epidemias (fenómenos frecuentemente discutidos en nuestros dias siguiendo las preocupaciones de la Edad media) deben mirarse como cosas fuera del alcance de los procedimientos actuales de la física y de la química.
La astronomía física nos ofrece otros fenómenos que no podrian conocerse tampoco en toda su magnitud, sin estar preparados á ello por nociones generales acerca de las fuerzas que animan al Universo. Tales son, el inmenso número de estrellas, ó mas bien, de soles dobles, que girando alrededor de un centro comun de gravedad, nos revelan la existencia de la atraccion newtoniana en los mas apartados mundos; la abundancia ó la rareza de las manchas del sol, es decir, de esas aberturas que se forman en las atmósferas luminosa y opaca de que su núcleo sólido está envuelto: las caidas irregulares de las estrellas errantes en el 13 de noviembre y dia de San Lorenzo, anillo de asteroides que cortan probablemente la órbita de la tierra, y se mueven con velocidad planetaria.
Si desde las regiones celestes descendemos á la tierra, deseamos concebir las relaciones que existen entre las oscilaciones del péndulo en un espacio lleno de aire, oscilaciones cuya teoría ha sido perfeccionada por Bessel, y la densidad de nuestro planeta; y preguntamos cómo el péndulo, haciendo las funciones de una sonda, nos ilumina hasta cierto punto acerca de la constitucion geológica de capas situadas á grandes profundidades. Obsérvase una asombrosa analogía entre la formacion de las rocas granuladas que componen corrientes de lava en la pendiente de los volca-