nuestro por los mas brillantes progresos, se nota en algunas ciencias falta de enlace de los fenómenos entre sí, deben esperarse descubrimientos tanto mas importantes, cuanto que esas mismas ciencias se han cultivado con una sagacidad de observaciones y una predileccion particulares. Asi sucede hoy con la metereología, varias partes de la óptica, y, desde los bellos trabajos de Melloni y de Faraday, con el estudio del calórico radiante y del electro-magnetismo. Queda por recoger en esto una rica cosecha, aunque la pila de Volta nos enseñe ya una relacion íntima entre los fenómenos eléctricos, magnéticos y químicos. ¿Quién se atreverá á afirmar hoy, que conocemos con precision la parte de atmósfera que no es oxígeno? ¿quién que las miles de sustancias gaseosas que obran sobre nuestros órganos no están mezcladas de azoe, ó que se baja descubierto el número total de las fuerzas que existen en el Universo?
No se trata en este ensayo de la física del mundo, de reducir el conjunto de los fenómenos sensibles á un pequeño número de principios abstractos, sin mas base que la razon pura. La física del mundo que yo intento esponer, no tiene la pretension de elevarse á las peligrosas abstracciones de una ciencia meramente racional de la naturaleza; es una geografia física reunida á la descripcion de los espacios celestes y de los cuerpos que llenan esos espacios. Estraño á las profundidades de la filosofía puramente especulativa, mi ensayo sobre el Cosmos es la contemplacion del Universo, fundada en un empirismo razonado; es decir, sobre el conjunto de hechos registrados por la ciencia y sometidos á las operaciones del entendimiento que compara y combina. Únicamente en estos límites la obra que he emprendido, entra en la esfera de los trabajos á los que he consagrado la larga carrera de mi vida científica. No me aventuro á penetrar en una esfera donde no sabría moverme con libertad, aunque otros puedan á su vez ensayarlo