con éxito. La unidad que yo trato de fijar en el desarrollo de los grandes fenómenos del Universo, es la que ofrecen las composiciones históricas. Todo cuanto se relacione con individualidades accidentales, con la esencia variable de la realidad, trátese de la forma de los séres y de la agrupacion de los cuerpos, ó de la lucha del hombre contra los elementos, y de los pueblos contra los pueblos, no puede ser deducido de solo las ideas, es decir, racionalmente construido.
Creo que la descripcion del Universo y la historia civil se hallan colocadas en el mismo grado de empirismo; pero sometiendo los fenómenos físicos y los acontecimientos al trabajo pensador, y remontándose por el razonamiento á sus causas, se confirma mas y mas la antigua creencia de que las fuerzas inherentes á la materia, y las que rigen el mundo moral, ejercen su accion bajo el imperio de una necesidad primordial, y segun movimientos que se renuevan periódicamente ó á desiguales intervalos. Esta necesidad de las cosas, este encadenamiento oculto, pero permanente, esta renovacion periódica en el desenvolvimiento progresivo de las formas, de los fenómenos y de los acontecimientos, constituyen la naturaleza, que obedece á un primer impulso dado. La física, como su mismo nombre indica, se limita á esplicar los fenómenos del mundo material por las propiedades de la materia. El último objeto de las ciencias esperimentales es pues, elevarse á la existencia de las leyes, y generalizarlas progresivamente. Todo lo que va mas allá, no es del dominio de la física del mundo, y pertenece á un género de especulaciones mas elevadas. Manuel Kant, uno de los pocos filósofos que no han sido acusados de impiedad hasta aquí, ha señalado los límites de las esplicaciones físicas, con una rara sagacidad, en su célebre Ensayo sobre la teoría y la construccion de los Cielos, publicado en Kœnigsberg en 1755.
El estudio de una ciencia que promete conducirnos á