el problema fuera insoluble en conjunto, no por ello una solucion parcial, la tendencia hácia la comprension del mundo, dejaria de ser el objeto eterno y sublime de toda observacion de la naturaleza. Fiel al carácter de las obras que he publicado hasta aquí, y á los trabajos de medidas, esperiencias, é investigaciones que han llenado mi carrera, me encierro en el círculo de las concepciones empíricas.
La esposicion de un conjunto de hechos observados y combinados entre sí, no escluye el deseo de agrupar los fenómenos segun su racional enlace, ni generalizar lo que es susceptible de generalizacion en el conjunto de las observaciones particulares, ni llegar, en fin, al descubrimiento de las leyes. Concepciones del universo fundadas únicamente en la razon, en los principios de la filosofía especulativa, asignarían sin duda á la ciencia del Cosmos un objeto mas elevado. Lejos estoy de censurar los esfuerzos que yo no he intentado, y de vituperarlos por el solo motivo de que hasta aquí han tenido un éxito muy dudoso. Contra la voluntad y los consejos de los profundos y poderosos pensadores que han dado una nueva vida á especulaciones con las cuales se habia ya familiarizado la antigüedad, los sistemas de la filosofía de la naturaleza han alejado los ánimos durante algun tiempo en nuestra patria de los graves estudios de las ciencias matemáticas y físicas. La embriaguez de pretendidas conquistas ya hechas; un lenguaje nuevo escéntricamente simbólico; la predileccion por fórmulas de racionalismo escolástico tan estrechas como nunca las conoció la edad media, han señalado, por el abuso de las fuerzas en una generosa juventud, las efímeras saturnales de una ciencia puramente ideal de la naturaleza. Repito la espresion, abuso de las fuerzas, porque espíritus superiores entregados á la vez á los estudios filosóficos y á las ciencias de observacion, han sabido preservarse de estos escesos. Los resultados obtenidos por sérias investigaciones en