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comparado ingeniosamente el papel misterioso del coro y la parte de accion que le corresponde al efecto del cielo en el paisaje (27).
Así las estufas como todas las plantaciones artificiales están muy lejos de poder reunir la diversidad de medios de que dispone la pintura para escitar nuestra imaginacion, y concentrar en un corto espacio los mas vastos fenómenos de la tierra y del Océano. Pero si allí disminuye la impresion general, esta inferioridad está compensada por el dominio que la realidad ejerce por todas partes en nuestros sentidos. Si en la estufa donde se abrigan las palmeras de. Loddiges, 6 en la que el noble monarca arrebatado á la Prusia hace algunos años mandó construir en la isla de los Pavos reales cerca de Potsdam, como testimonio de su amor á la sencilla naturaleza; si en cualquiera de estas estufas, digo, en dia de sol brillante, dirigimos la vista desde lo alto de la plataforma 4 aquellas innumerables palmeras que ála elevacion de los árboles reunen la flexibilidad de las cañas, llegamos á creernos trasportados por algunos momentos al clima de lostrópicos, y que desde lo alto de una colina se contempla un matorral de palmeras. Nada puede en verdad reemplazar el azul profundo del cielo, ni el brillo de una luz mas intensa, y sin embargo, la imaginacion se conmueve mas vivamente, y la ilusion es mayor que delante del cuadro mas perfecto. Pensamos en cada planta las maravillas de una comarca lejana; oimos el susurro de las hojas de forma de abanico, y vémoslas cambiar de aspecto siguiendo los reflejos de la luz, cuando agitadas por ligeras brisasse inclinan y tocan entre sí las copas de las palmeras; ¡tan poderoso es el encanto que conserva la realidad en nuestros sentidos, aun cuando el recuerdo de la estufa y del cultivo artificial perturben nuestra contemplacion! Las ideas de vigor y de libertad son inseparables tambien en las producciones de la Naturaleza; y en con-
